Bernard Seynhaeve

Por Violeta Conde.

Traducción por Fernanda Casagrande Rodríguez *. 

 

 

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Ex-Director de Le Courtil (Bélgica) y psicoanalista miembro de la École de la Cause Freudienne, de la New Lacanian School y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis. AE (Analista de la Escuela) durante el periodo 2008-2011.

 

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– Violeta Conde: Buenas tardes Bernard, es realmente un placer poder entrevistarle. Fue usted Director de Courtil, institución que acoge a sujetos autistas y que se orienta con la práctica entre varios, que es, comento para nuestros lectores, la nominación que Jacques Alain Miller da en 1992 a una modalidad de práctica en institución inventada por Antonio di Ciaccia en 1974, en la Antena 110 de Bruselas.

– Bernard Seynhaeve: No sé si soy yo la persona indicada para hablar sobre Courtil, y te diré porqué. Porque estoy jubilado desde no hace mucho tiempo, pero he salido ya de Courtil. Actualmente, Dominique Holvoet es el director.

Voy a hablar de mi experiencia en Courtil que ha durado 34 años, entonces es larga, puede ser que no hubieseis nacido (risas). ¿Queréis que hable de Courtil?  Cómo ha sido inventado…

 

– Violeta Conde: Sí, por supuesto.

– Bernard Seynhaeve: Ahora hay una recopilación de textos hecha por Mariana Otero que está traducida al español, hay que leer este libro. Porque  ahí puedes  encontrar muchas respuestas a las preguntas que tienes. Este libro es una tesis, una verdadera tesis, porque desarrolla una manera de trabajar en institución con los niños con dificultades.

Y si tuviera que definir la orientación de Courtil, voy a intentar desarrollar esto… Courtil es una institución que se inscribe del lado mujer de la sexuación. No del lado del falo, sino del otro lado, del lado de la particularidad. Esta es una manera de entender cuál es la brújula de Courtil. Entonces, se inscribe del lado femenino de las fórmulas de la sexuación. Ahora voy a intentar explicar eso.

Courtil nació de un encuentro entre Alexandre Stevens y yo. Alexandre Stevens ya estaba en esta institución cuando yo llegué. Iba a dejar esta institución, no se iba quedar más. No porque estuviera de la mano de los religiosos, sino porque estaba basada en ideales que había que respetar. Entonces él se preguntaba qué clase de director sería yo. Mi primer encuentro con Alexandre Stevens fue un verdadero Encuentro, con E mayúscula. Empecé mi análisis un año o dos después, fui hasta el final de mi análisis ya que fui nombrado AE en un momento dado. La cuestión era, ¿podría haberse hecho un análisis y al mismo tiempo ser el director de Courtil?  Es lo que os digo… Ahí estaba mi propia división subjetiva, que la he trabajado durante todo mi análisis. Hay que decir, que en un momento dado, llegué a preguntarme si no iba a dejar la dirección de Courtil. ¡Y no! Pensé que, justamente, mi propio análisis me fue enseñando que era completamente posible trabajar en institución. Justamente, porque eso me ha permitido, y por cierto eso ha permitido también a Alexandre Stevens, eso nos ha permitido, efectivamente, ¿ser sensibles a qué? ¿estar interesados por el qué? ¿estar preocupados por el qué?  Por el síntoma de los niños, por el uno por uno, lo que hace singular a cada uno de los niños, y de dar al síntoma de los niños todo el respeto que le debemos. La idea nunca ha sido de borrar el síntoma, refiriéndose a los ideales por ejemplo. Siempre hemos considerado que el síntoma de los niños ya era una manera para ellos, uno por uno, de tratar lo que era difícil en la existencia.

 

Violeta Conde: Es complicado porque la institución conlleva un para todos y el psicoanálisis se orienta desde lo más singular del sujeto, contemplaría el uno por uno. Entonces, ¿de qué manera pueden articularse estas dos posiciones?, porque por ejemplo, observo que hay instituciones orientadas por el psicoanálisis donde se acaba tendiendo a la adaptación de los pacientes a su entorno, a la normalización, al cumplimiento común de unas normas para todos…  con las consecuencias que esto puede conllevar para cierto tipo de pacientes. Si la institución apunta a lo universal, ¿de qué modo articular esto con la práctica del uno por uno, de lo particular? ¿Se establecen reglas en Courtil?

– Bernard Seynhaeve: Hay dos maneras de pensar cómo el psicoanálisis podría introducirse en una institución. O los psicoanalistas están fuera y vienen a trabajar en la institución, o las personas que están dentro de la institución son ya psicoanalistas, pero sobre todo, y eso es lo más importante, es que la mayoría, una cantidad importante de gente, esté en análisis. Fue necesario tiempo, yo mismo estuve 34 años en esta institución así que no fue algo que ocurrió el primer día, fue necesario tiempo para eso. ¿Cómo se pudo hacer? Hubo este encuentro con Alexandre Stevens. Yo, como director, permití que el psicoanálisis entrase en la institución. Yo mismo fui a hacer análisis. Siempre he respetado las iniciativas que permitían ir en el sentido del psicoanálisis orientado por Lacan. Hay una palabra que hay que retener, porque es una palabra muy bonita. Después diré qué es la práctica entre varios. Hay una palabra que Eric Laurent dijo en relación a la gente que trabaja en Courtil, que une de cierta manera esta división de la cual yo hablaba antes. Él decía que las personas que trabajan en Courtil son analizantes civilizados. No todos están en análisis, la mayoría no están en análisis en Courtil… Hay 200 personas que trabajan en Courtil, hay 250 niños en Courtil. No están todos en análisis.

Daré un pequeño ejemplo muy concreto para decir cómo se puede dirigir la institución. Yo empecé mi análisis unos años después de empezar en Courtil, era torpe como director, tal vez me creía un tanto el amo. Me ha costado un poco de tiempo entender que, por ejemplo, había que intentar identificar, tanto en los niños como en los adultos que trabajaban allí, encontrar en cada uno algo que brillase. Por ejemplo, me acuerdo de un gran sindicalista, no tengo nada en contra de los sindicatos, pero estaba en principio en contra del amo, en contra del director. Él era así. Un día, ese hombre a quien le encantaba el fútbol, era un fanático del fútbol, vino a preguntarme: “me encantaría ir al partido de fútbol Lens x Lille con los niños”. Un partido muy importante. Y yo le dije: “¡Hay que ir!”. Y entonces, a partir de ese momento, me di cuenta de que él se interesaba mucho por el fútbol y que había que hacer lo que fuera para que pudiera poner en acto su deseo. Es un pequeño detalle, pero un detalle muy importante, porque a partir de ese momento el chico empezó a ser increíble con los niños y el contacto con todo el mundo fue verdaderamente interesante. Entonces, es ver en cada uno, no solamente en los niños, también en los adultos, en los educadores que trabajan allí, cuál es en el fondo el síntoma de cada uno y sacarle partido. Veis cómo se diseña poco a poco el lado femenino del funcionamiento de la institución. No tenemos, por ejemplo, un programa que esté hecho de antemano y no vamos a decir, nunca lo decimos, a los educadores: “hoy vais a hacer eso, esta tarde lo otro…”. El programa no está establecido de esta manera. Sin embargo, el propio personal viene a decir lo que les apetece y lo que les gustaría hacer con los niños.

 

– Violeta Conde: Desde su deseo participan.

– Bernard Seynhaeve: Sí. No es siempre así, a veces es complicado. Pero, de todas maneras esa es la idea. O sea, es una institución horizontal, no es una institución vertical.  Funciona así.

 

– Violeta Conde: Y, ¿podrías comentarnos un poco más acerca de esto que llamó Eric Laurent analizantes civilizados?

– Bernard Seynhaeve: Vamos a hablar luego de la inclusión. La inclusión puede ser forzada, podemos forzar la inclusión. “Vamos a poner a todos los niños en el cole”. ¿Por qué? Porque está bien. Tiene que ser así. Las familias demandan, el amo demanda, y hay que hacerlo así… Bueno, no es como nosotros vemos las cosas. La cuestión es ver cómo un niño puede construir un lazo social. Cómo puede tratar lo insoportable, encontrar un lugar en el lugar del Otro. Eso es el lazo social, cómo puede construir algo que le permita sostenerse en el mundo. Es una otra manera de entender la palabra civilizado. Entonces, analizantes civilizados son analizantes que están advertidos de eso, de la manera en que alguien puede inscribirse en el mundo, que puede hacer lazo social.

Tengo un pequeño ejemplo en la cabeza, un ejemplo muy concreto, un ejemplo clínico. Es un ejemplo que me han contado, no lo conozco personalmente. Hay una chica en la institución, esquizofrénica, que trabajaba con una educadora, quien explicaba lo siguiente: esta chica se interesaba mucho por las calabazas y comenzó a cosecharlas. Un día hicimos una sopa y ella recogió las pepitas. Con eso hizo collares. Y continuó interesándose por esto. Recogió las pepitas y las sembró. Las calabazas crecieron. Cosechó las calabazas. Con eso hizo sopas, y luego también hizo tartas. Y de esa nueva calabaza recuperó las pepitas.

Lo que es impresionante es que la persona que trabajaba con ella no se ha interesado en su historia y eso es muy importante en el trabajo con la psicosis. Porque la historia es S1-S2, empezamos a contar nuestra historia. El psicótico, el esquizofrénico, no tiene la posibilidad de hacer eso, tienes que trabajar con los S1. La calabaza es un S1, y con eso ha recogido las pepitas, es S1′ , y después  ha sembrado, S1’’. Eso es una cadena que puede hacer lazo social, vemos que ella hace lazo social con los demás. ¿Qué pasa con las calabazas? Las ha vendido, ha ganado dinero y con eso se ha comprado una bufanda… Vemos bien cómo la clínica orientada por Lacan es la clínica del objeto y del S1 y cómo con eso podemos construir algo. Esto es porque estamos orientados por la enseñanza de Lacan. La idea no es de imponer, no sé, ideales. Es de ver, de percibir en cada uno lo que puede hacer síntoma, un síntoma civilizado, que le permita tranquilizarse y hacer lazo social con los otros. Esta es una clínica del objeto y del S1.

También es posible porque, tal vez haya que decir otra palabra que es la transferencia, porque, de hecho, la práctica entre varios es una práctica que utiliza la transferencia analítica. En una institución podría existir una práctica especializada. O sea: el psicólogo allí, el médico allá, allí el fisioterapeuta, aquí la enfermera… Y cada uno en su despacho haciendo su trabajo. Esto es la práctica multidisciplinar que no tiene nada que ver con la práctica entre varios.

La práctica entre varios es: hay psicólogos, hay tres enfermeras, hay un médico en nuestra institución. Pero lo que que cuenta es, principalmente, la manera como cada uno dentro de la institución, tanto los niños como los adultos van a dirigirse a esta persona en lugar de otra, porque hay algo que ocurre allí con esta persona. Esta es la práctica entre varios. Entonces, por ejemplo, este niño se dirige principalmente a ti porque sabe que te encanta la música o quizás porque amas la danza, hay algo que va a pasar. Esto es la transferencia. También puede ocurrir con el jardinero, él va a mirar al jardinero y este va a decir “oye, ¡ven a echarme una mano!”, “ven a ayudarme”. Esto es la práctica entre varios.

 

– Violeta Conde: El encuentro.

– Bernard Seynhaeve: Eso, la práctica entre varios no es la práctica multidisciplinar en la que cada uno está en su despacho y va recortando al niño en varios dossiers, que va a hacer un collage, la enfermera allí, el psicólogo al lado, y la foto del niño arriba (risas), eso no es la práctica entre varios.

 

– Violeta Conde: Muy bien muchas gracias, está usted siendo muy generoso en sus respuestas y compartiendo toda esta experiencia. Sí que me gustaría hacerle una última pregunta que me parece muy importante. Es acerca de algo que le escuché comentar, sobre la distinción entre entrar en la institución en la urgencia y entrar por la urgencia. La diferencia tiene que ver con el tiempo del sujeto, con la urgencia subjetiva. Creo que es un tema importante a pensar, por ejemplo en España a través de Servicios Sociales se convoca en la urgencia social, o educativa, a las personas para que acudan a ciertos recursos, y en muchas ocasiones no funciona o la persona ni siquiera acude (y van de recurso en recurso…). Quería mencionar la importancia que tiene que el sujeto entre, que se produzca una urgencia subjetiva.

– Bernard Seynhaeve: La urgencia subjetiva es, entonces, la urgencia del sujeto. Te voy a dar un pequeño ejemplo clínico otra vez. Yo tenía una función que me gustaba mucho cuando trabajaba en Courtil. Hay tres cosas que hacía que me gustaban mucho. La primera era acoger a los niños. Cuando llegaban a Courtil, cuando tocaban el timbre, era yo quien iba a recibirlos.  La segunda era poder involucrar a la gente, involucrar al personal. Y la tercera, hacer uso de mi título de director, de mi semblante. Porque sé que en la institución todo el mundo podía decirle a un niño -yo mismo no lo sabía pero sabía que se hacía así-, podían hacer uso de mi título, decir: “Ah, eso es muy importante, hay que ir a decirle al Señor Seynhaeve”, o “Esto no está bien, tenemos que hablar con el Señor Seynhaeve”. Utilizar el semblante. Cuando hablamos de la transferencia es eso.

La acogida de los niños. Siempre he recibido a los niños con sus padres. Algunos padres venían porque el juez había dicho: “vas a poner a tu hijo en esta institución, está en peligro en esta familia así que hay que ponerle allí”. Esto era muy difícil para algunos padres. En todo caso algunos padres, creían que eso era extremadamente violento. Ya me ha pasado muchas veces, cuando los padres llegaban con un niño de este modo, con esta sensación, de decir a los padres: “señora, el juez no puede decidir, aquí soy yo el que decide”. Es el amo, aquí soy yo el que decide. “Entonces si tú no quieres poner a tu hijo aquí, yo puedo garantizarte que no lo va a estar”. Es la maniobra de la transferencia. Siempre pasaba lo mismo, decían: “Vaya… pero si no viene aquí, ¿dónde va entonces?”. “Él va a venir aquí si queréis que venga aquí”. Esto pone directamente en marcha en y desde el primer dia la transferencia con la familia, el trabajo con la familia. ¿Ves la urgencia? Cómo esta urgencia es tratada. Podemos decir que, desde el punto de vista del juez, esta urgencia es que este niño tiene que estar protegido, y yo estoy de acuerdo con el juez; pero si la familia no está de acuerdo, yo tampoco estoy de acuerdo.

Otro ejemplo más. Me acuerdo, ya tenía algunos años de análisis en aquel momento, y recibí un día al padre, a la madre y un chico que tenía 15 años. Los padres estaban muy enfadados, muy enfadados con el chico. Él había sido expulsado de su colegio. Estaban visiblemente muy cabreados. El chico estaba allí mientras los padres estaban casi gritándole. El niño miraba a sus pies. En un cierto momento, me comentan: “de hecho, le expulsaron del colegio porque ahora se hace caca en los calzoncillos”. Yo estaba muy contrariado con esta situación, y en un momento dado paro la reunión y digo: “pero… señora, señor…  ¿qué esperáis de nosotros?”. El padre mira a la madre y como si fuera muy evidente dijo: que le enseñéis a ser limpio. Entonces yo me levanté y dije: “ aquí no enseñamos a los niños a ser limpios. Ciertamente os han informado mal, hay que volver al centro que ha mandado a vuestro hijo aquí”. En este momento el chico levanta la cabeza y me mira. La madre se estaba levantando para irse, y el padre dice “espera, espera”. Se dirige a mí y dice: “¿entonces qué podemos hacer?”. “Yo no sé, quizás podemos verlo con tu hijo”.

Entonces yo pregunto en este momento si puedo recibir al niño solo. Y le pregunté al niño si quería venir a Courtil. Y me dice no, “Yo no quiero venir”. Le pregunto: “Entonces ¿qué quieres hacer?” “Quiero quedarme en mi colegio.” Yo le pregunté, “¿Es que tú podrás quedarte en tu colegio?” Y me dice: “No”. “¿Qué quieres hacer entonces?” Y me dice: “Si vengo aquí ¿puedo aprender el oficio de albañil?” “Eso, yo te lo puedo garantizar”. Él ha sido acogido en Courtil, ha estado cinco años. Nunca hemos conocido el problema de incontinencia. No ha aprendido a ser albañil, pero sí alicatador. Nunca se le dijo a nadie que fuese a trabajar con ese joven que había habido un problema de incontinencia en su antiguo colegio. Él se quedó durante cinco años para aprender su oficio, y salió a los 20 años.

Es la urgencia subjetiva. Es como darle la vuelta, hacer una pirueta. Nunca son los niños los que acuden a la institución, son los padres. Ellos son llevados a la institución, entonces la pirueta de la transferencia es llegar a que el propio niño pueda dirigirse a la institución. Los niños son llevados a la institución por los padres, por los otros. Pero cómo, ¿qué maniobra operar para que el niño pueda dirigirse él mismo? Esta es la urgencia de la transferencia. Cuando la cosa empieza así en la institución, el niño puede trabajar, puede avanzar.

 

– Violeta Conde: Ya entró.

– Bernard Seynhaeve: Sí, él entró en ese momento…

Esto es la singularidad, y este chico es un buen ejemplo, de hacer uso de la particularidad, de la singularidad, del uno por uno de cada niño. Vemos el deslizamiento, el desplazamiento, que hay entre la incontinencia y el oficio de alicatador, cómo utilizar su síntoma, cómo tratar su síntoma. Este chico lo ha hecho así.

 

– Violeta Conde: Magnífico, qué buenos ejemplos.

– Bernard Seynhaeve: ¡Hay muchos más! (risas).

 

– Violeta Conde: Lástima que tengamos que acabar aquí, muchas gracias de nuevo por esta entrevista, de verdad ha sido un placer.

– Bernard Seynhaeve: Gracias por haberme hecho hablar.

 

* Expresar mi agradecimiento a Fernanda Casagrande Rodríguez por su labor de traducción durante y tras la entrevista.