Brotes de fresas para Ucrania

Por Katie Abril

Freud en su famosa carta a Einstein de septiembre de 1932 propone como una de las soluciones para evitar la guerra el “pensamiento independiente inaccesible a la intimidación que bregue por la verdad” [1]. Sabemos ahora y gracias a su descubrimiento del inconsciente, a las aportaciones de Levi Strauss, Saussure, Foucault y otros, así como al valioso esfuerzo de la enseñanza de Lacan, que hay un inconsciente que, si bien no es colectivo como ya dijo Freud, es trans-individual. Este inconsciente se quiera o no, se sepa o no, es la fuente de nuestro pensamiento. Es el famoso Otro (A) que cada uno de nosotros se construye. Quizás podríamos decir de manera coloquial que este A contiene un tesoro de significantes estructurado y ordenado, pero incompleto, inconsistente y sin garantías, si está barrado. Este tesoro, es algo vivo, se nutre de los significantes de cada uno y cambia constantemente. Si el término “solución final” en principio permitía a algunos dormir tranquilos, al cabo de no mucho tiempo produjo pesadillas y me temo que éste va a ser el destino del término “operación militar” que de momento algunas personas aceptan. Sin embargo, de lo que se trata ahora en Ucrania no es solo una guerra declarada, que en sí misma ya sería muy grave, sino de crímenes de guerra y de crímenes de lesa humanidad.

Nuestro inconsciente se forma en continuo diálogo con este Otro que en la sesión analítica está encarnado en el analista. Aurélie Pfauwadel lo llamó hace poco “Otro de la humanidad” [2]. Imre Kertész fue un extraordinario trabajador para este Otro de la humanidad, quizás él lo llamaría Otro de la cultura. Si bien Imre Kertész dedicó su vida a la literatura y su vocación estaba ya en la infancia [3], tardó unos siete años en escribir su primera novela en parte debido a los síntomas ocasionados por su experiencia en los campos de concentración nazis. Su talento poético es indudable: “(…) la verdadera naturaleza de mi trabajo, en el fondo no consiste más que en cavar, en seguir cavando hasta el final aquella fosa que otros empezaron a cavarme en los aires…” [4]. En su país, Hungría, perteneciente en aquel momento a los países sometidos al régimen totalitario de la Unión Soviética, le rechazaron su primera novela titulada Sin destino. Con su rechazo le negaron un legítimo reconocimiento y le condenaron a graves dificultades económicas. La carta del editor oficial del régimen que impidió su publicación dice lo siguiente:

“Consideramos que la formulación artística de la materia de su experiencia no es acertada (…) Aun juzgando comprensible que su héroe, un adolescente, no capte enseguida cuanto ocurre a su alrededor (…) no podemos explicarnos que al llegar al campo de concentración considere “sospechosos” a los prisioneros rapados. (…). Además, resulta inconcebible que al ver los crematorios tenga la sensación de “cierta broma”, (…), ya que es consciente de hallarse en un campo de exterminio y de que el mero hecho de ser judío es suficiente para que lo asesinen. (….) su apatía no le autoriza para emitir juicios morales y exigir responsabilidades (…). Hemos de referirnos así mismo al estilo. La mayoría de sus frases están formuladas con torpeza y falta de claridad” [5]

Imre Kertész publicó su obra mucho más tarde, en 1975 y obtuvo el premio Nobel de Literatura en el año 2002. Esta respuesta oficial resuena con el discurso manipulador de la versión vertida por el gobierno ruso en relación a la guerra contra Ucrania.

El poder de las palabras los saben también los miembros del partido de extrema derecha francés liderado por Marine Le Pen que denominan “intrusión” a la guerra de Rusia contra Ucrania. Si este partido hubiera ganado las elecciones hace cinco años o ahora, el pasado 24 de abril de 2022: ¿La “intrusión” de Rusia no sería condenada y los emigrantes ucranianos no serían considerados refugiados en Francia?

En las plenarias del pasado 3 de abril de la Gran conversación de La AMP “La femme n´existe pas”, tituladas “Por la Ucrania”, Philippe Hellebois en una magnifica conferencia explicó el porqué de la docilidad del pueblo ruso a las locuras de Vladimir Putin. Para ello hizo referencia a un pequeño texto “Rusia el virus de la libertad” [6] de Emile Cioran, E. Cioran señala en este texto que Rusia es un pueblo que siempre ha vivido bajo la opresión, primero de los zares, más tarde de la dictadura comunista soviética y ahora de la dictadura de un criminal de la antigua KGB. Este pueblo no ha vivido nunca en libertad. Según Cioran, el pueblo ruso ha vivido siempre bajo una necesidad de lo perfecto, de lo grandioso, de lo único, representado por su iglesia ortodoxa, distinta de la católica, [6] y de su necesidad de sentirse un pueblo heroico capaz de salvar al mundo. Pero este ideal tan perfecto requiere la locura de un tirano para llevarlo a cabo y la ceguera de un pueblo para no ver sus atrocidades. Así, los rusos se han refugiado en sus poetas y escritores para olvidar la opresión. Sin embargo, gran parte del pueblo ruso se ha despertado y busca otra satisfacción menos sublime. Cada vez son más frecuentes los periodistas y políticos que denuncian los abusos y aunque muchos han sido asesinados no podrán matarlos a todos. Los días de Vladimir Putin están contados. Lo que les ha vendido a los rusos como grandeza no es más que la codicia y la corrupción de unos criminales y lo que más teme este dictador y sus seguidores es la opinión pública de su país.

Cada uno es responsable del A que se construye. Putin y su gobierno mienten en las iglesias y en las escuelas que son los lugares donde la gente se confía ¿Qué sentirán los rusos que le han seguido cuando conozcan las muertes de civiles que se han causado en su nombre? ¿Podrán vivir con esto en sus conciencias?

Hace poco vi un documental sobre una zona de Ucrania que acababa de ser liberada de la ocupación rusa. Un ucraniano exhausto, demacrado, casi sin voz y con una profunda tristeza en el rostro, dijo que iba a buscar unos brotes de fresas para plantarlos porque la vida, debía continuar. Me parece que esta es la orientación de un real, el de la vida, lejano de ideales tramposos y con fuerza suficiente para oponerse a la pulsión muerte.

Notas

[1] Freud S., 1933 “El porqué de la guerra”. (1974). En Obras completas Tomo VIII, Madrid: Biblioteca Nueva, p. 3214

[2] Conferencia de los sábados de La Universidad de Paris 8”, sesión del 2 de abril de 2022

[3] Kertész I., “Le roman de l´échec, Rencontre avec Imre Kertész (27 novembre 2010, Berlin) », (1/ 2011) dans La Cause freudienne n° 77, Paris : Ecole de la Cause Freudienne, p. 102

[4] Kertsez I., (2002) Kaddish por el hijo no nacido, Barcelona: Editorial Acantilado, p.64

[5] Kertsez I., 2010 (1988) Fiasco, 2010. Barcelona: Editorial Acantilado, p. 59-60

[5] Cioran E, 1988. Rusia el virus de la libertad en Historia y utopía, Barcelona: Tusquets editores