El mundo está hecho de redes de besos

Reflexiones sobre el tiempo y el sujeto, entre la física contemporánea y el psicoanálisis

Por Tommaso Lonquich


“…Toda la evolución de la ciencia indica que la mejor gramática para descubrir el mundo es la del cambio, no la de la permanencia. La del acontecer, no la del ser.

La diferencia entre las cosas y los acontecimientos es que las cosas perduran en el tiempo. Los eventos tienen una duración limitada.

Un prototipo de una cosa es una piedra: podemos preguntarnos dónde estará mañana. Mientras que un beso es un acontecimiento. No tiene sentido preguntarse dónde estará ese beso mañana.

Podríamos decir que el mundo está hecho de redes de besos, no de piedras.

Las unidades simples en términos de las cuales comprender el mundo no se encuentran en algún lugar del espacio. Están, si las hay, en un dónde y en un cuándo. Están espacial y temporalmente limitados: son eventos…

Carlo Rovelli [1]

Einstein, como lo relata Lacan, se refería a un Dios honesto que rechaza todo azar. Era su manera de oponerse a las consecuencias de la física cuántica de Max Planck; era, en Einstein, una tentativa de retener el discurso de la ciencia y la revelación de lo real.

Progresivamente, la física ha debido dar lugar a la incertidumbre probabilista proveniente de la economía, es decir, a un conjunto de nociones que amenazan al sujeto supuesto saber. No se ha podido, tampoco, volver equivalentes lo real y la materia. Con la física subatómica, los niveles de la materia se multiplican y, vamos a decir, el La de la materia como el La de la mujer, se desvanece.”

Jacques Alain Miller [2]


Para aquellos interesados en la física y la filosofía, puedo recomendar el último libro de Carlo Rovelli, El orden del tiempo, en el que el físico cuántico esboza un panorama conciso y fascinante de las desorientadoras concepciones del tiempo articuladas por la física contemporánea.

Este pequeño pero intenso libro también incluye consideraciones que se inspiran en la filosofía y la psicología. Si bien nunca se cita a Lacan, sospecho que Rovelli, que ha vivido desde el año 2000 en Francia, podría conocer el trabajo de Lacan, dada la amplitud de sus intereses culturales y por cómo caracteriza en última instancia la forma en que los seres humanos perciben la ‘naturaleza’ del tiempo.


Desde la debilidad mental a un esfuerzo de poesía

No soy físico y, como tal, los conceptos propuestos por Rovelli funcionan para mí en el nivel de la metáfora, y son rápidamente relegados al dominio de lo imaginario. Pero ¿realmente funcionan de manera diferente para los físicos, dado que después de todo hasta ellos son parlêtres, sujetos al lenguaje?

Al pensar, todos estamos sujetos a una cierta fuerza de gravedad, que rápidamente nos aleja de lo real que las matemáticas apuntan hacia lo imaginario. Es esta nuestra condición de debilidad mental la que Lacan describe en el Seminario XXIII. Su estrategia para buscar un grado de adhesión a lo real fue resistir la seducción de lo imaginario enredándose en los nudos (¿Ulises y las sirenas?). Pero los fracasos en la construcción de estos nudos, a los que Lacan se refiere repetidamente, son un testimonio de la dificultad de la tarea y del carácter de imposibilidad propio de lo real [3].

Como explica Miller en Matemas II:

para Lacan la lógica matemática es la ciencia de lo real porque, más allá de las articulaciones lógicas, permite captar qué quiere decir lo imposible. Lo imposible tiene como referencia siempre una articulación significante y el único indicio de lo real es precisamente lo imposible.’ [4]

Uno de los padres fundadores de la física cuántica, Niels Bohr, argumentó que, para ser comprensibles, las descripciones de los fenómenos cuánticos deben enmarcarse en el lenguaje de la física clásica, y lamentó que esto inevitablemente introdujera una cierta brecha entre nuestra conceptualización y la realidad física:

«Es decisivo reconocer que, por mucho que los fenómenos trasciendan el alcance de la exploración física clásica, el relato de toda la evidencia debe expresarse en términos clásicos… El argumento es simplemente que con la palabra ‘experimento’ nos referimos a una situación donde podamos decir a otros lo que hemos hecho y lo que hemos aprendido y que, por lo tanto, el relato del arreglo y los resultados de la observación deben expresarse en un lenguaje inequívoco con la aplicación adecuada de la terminología de la física clásica» [5].

Espero que el lector me complazca, por lo tanto, si me resigno en cierta medida a mi propia debilidad mental y comparto algunos de los pensamientos que me inspiró el libro de Rovelli, precisamente de la única manera que puedo, a través de un pequeño esfuerzo de poesía. Es decir, introduciendo algunas de sus ideas como metáforas de una topología afín a las que encontramos en las teorizaciones de Lacan.

Carlo Rovelli

Desde el cero hasta el sujeto

En particular, en estas páginas encuentro algunas ideas muy útiles para enmarcar al Sujeto del inconsciente como ‘un nodo de nodos en una red de relaciones’ – estos son los significantes a través de los cuales Rovelli proporciona una definición del ser humano, y que podría igualmente describir el inconsciente estructurado como un lenguaje.

Además, el concepto en la física contemporánea de la no-existencia de la sustancia estable y continua, en favor de la existencia de redes de eventos puros (‘redes de besos’) ofrece otra metáfora del Sujeto, no sostenida en la sustancia, pero más bien enraizada en el devenir de un vacío. Como había demostrado Lacan en el Seminario XIX según la lógica matemática establecida por Frege: un Uno que se establece a partir de «contar» un cero puro, donde el cero se eleva a la única entidad fundante posible de una serie numérica lógicamente derivada. El Sujeto entonces es el marcador del locus de una falta radical de identidad, el no igual a sí mismo. Se funda en un principio de contradicción [6].

El Sujeto está pues enraizado en un acontecimiento de vacío sustancial, que a partir de un Bejahung original (el reverso de la represión primaria) se «repite» necesariamente. Al repetirse se ofrece como rasgo unario: «Uno» siempre reiterado que atraviesa cada «su» diversidad, anudando así la inexorable «posibilidad» de las contingencias. Y todo esto a través de la jouis-sense que partiendo de Lalangue, llega al lenguaje. En este proceso, el vacío se circunscribe: le damos un «borde», por así decirlo, al cero original, lo velamos como Significante de la falta en el Otro. Todo esto no se diferencia de la definición de «locus» ofrecida por Aristóteles, como ‘límite inamovible del cuerpo contenedor, inmediatamente contiguo al cuerpo contenido y no constituyendo un continuo con él, definición también citada por Rovelli [7].

Este movimiento de (des)localización termina por establecer al Sujeto dividido, enajenándolo en el mismo instante de su formación, en una trayectoria lógica que se abre y se cierra desde el cero hasta el trazo unario, desde el vacío hasta su borde, desde el Uno hasta el Otro, de Lalangue al lenguaje. Esta reinterpretación del descubrimiento freudiano permite a Lacan revertir el cogito cartesiano y establecer el locus del inconsciente y la división subjetiva: ‘Pienso donde no soy, luego soy donde no pienso’ [8].

       Lacan, 1976

El tiempo y la causa

Finalmente, la concepción del tiempo en el contexto de la física contemporánea trastoca cualquier posibilidad de concebir el tiempo como unidireccional, subjetivizando la relación de necesidad entre pasado y futuro, y desquiciando un elemento mecánico tan básico como la sustancialidad de las relaciones de causa y efecto, aun cuando esos pocos baluartes (las leyes termodinámicas relativas a la entropía) parecían garantizar la unidireccionalidad del tiempo.

Esta revolución en la física es comparable en la clínica psicoanalítica a la introducción teórica de la Nachträglichgkeit freudiana y del Après-coup lacaniano. Lejos de forzar la existencia del libre albedrío, podemos sin embargo resaltar que donde ‘ça parle’, el Sujeto no puede sino estar, como el lenguaje mismo, en una relación cronológicamente invertida con la causalidad, estructurado como está por un Simbólico que devora lo Real.

Esta concepción física del tiempo, aunque sólo sea manipulada como una metáfora, nos ofrece elementos que perfilan un horizonte clínico diferente al que emplean otros dispositivos terapéuticos, donde el tiempo se concibe de una forma más tradicionalmente newtoniana.

El tiempo lógico y retroactivo ofrece a la puntuación y corte del acto analítico una herramienta de incisión sobre el síntoma que puede avanzar a través de sus efectos hacia la construcción de la causa.

S(Ⱥ)

La física cuántica y la física de Einstein no son compatibles, a pesar del hecho que las dos parecen no saberlo, y como tal siguen funcionando. Aun así, los dos sistemas teóricos tienen algo en común en cuanto excluyen toda utopía de un punto de vista absoluto, privilegiado, objetivo, por fuera del mundo.

La relatividad de Einstein une finalmente las teorías espaciotemporales de Newton y Aristóteles, poniendo el acento sobre la localización relativa del observador. La física cuántica suprime la existencia del Otro del Otro, ya que postula que no hay medida de ningún sistema físico que pueda ocurrir sin la influencia sobre tal sistema del propio observador.

Así en nuestra clínica dejamos de lado la pretensión de un punto de vista absoluto, de alimentar cualquier fuente de garantía del Otro, para en su lugar mantener una ética del ‘uno a uno’ hacia el Sujeto como un nodo de nodos. O pensándolo de forma más borromea, un nudo de nudos, ya que en el italiano de Rovelli ‘nudo’ y ‘nodo’ son homógrafos y homófonos. Un nudo de nudos, entonces, Sinthome alrededor de un agujero que persiste, estructurado por el inconsciente ‘atemporal’ a través del impulso atomizador del lenguaje.

La cosa y el acto

Retomando las palabras de Rovelli:

La diferencia entre las cosas y los acontecimientos es que las cosas perduran en el tiempo. Los eventos tienen una duración limitada.

Un prototipo de una cosa es una piedra: podemos preguntarnos dónde estará mañana. Mientras que un beso es un acontecimiento. No tiene sentido preguntarse dónde estará ese beso mañana.

Podríamos decir que el mundo está hecho de redes de besos, no de piedras.[9]

Náufrago en este tiempo inimaginable, eterno y siniestro, cada Sujeto se aferra al reflejo de la Cosa, al espejismo de una piedra que aún espera poder capturar en la red de sus besos.


Notas

[1] Rovelli, C. (2018). El orden del tiempo. Anagrama.

[2] Miller, J.-A. (2012). Presentación del tema del IX° Congreso de la AMP. Sitio web: https://www.congresamp2014.com/es/template.php?file=Textos/Presentation-du-theme_Jacques-Alain-Miller.html

[3] Lacan, J. (2013). El Seminario, Libro XXIII ‘El sinthome’. Paidós.

[4] Miller, J.-A. (2003). Matemas II. Manantial.

[5] Bohr, N. (1998). Causality and Complementarity, supplementary papers edited by Jan Faye and Henry Folse as The Philosophical Writings of Niels Bohr, Vol. IV. Ox Bow Press.

[6] Lacan, J. (2012). El Seminario, Libro XIX ‘…O peor’. Paidós.

[7] Aristoteles (2013). Fisica, Libros III-IV. Biblos.

[8] Lacan, J. (2002). La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud. En Escritos 1. Siglo Veintiuno.

[9] Rovelli, C. (2018). El orden del tiempo. Anagrama.



Bibliografía

– Aristoteles (2013). Fisica, Libros III-IV. Buenos Aires: Biblos.

– Bohr, N. (1998). Causality and Complementarity, supplementary papers edited by Jan Faye and Henry Folse as The Philosophical Writings of Niels Bohr, Vol. IV. Woodbridge: Ox Bow Press.

– Lacan, J. (2002). La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud. En Escritos 1. Buenos Aires: Siglo Veintiuno.

– Lacan, J. (2012). El Seminario, Libro XIX ‘O peor’. Buenos Aires: Paidós.

– Lacan, J. (2013). El Seminario, Libro XXIII El sinthome. Buenos Aires: Paidós.

– Miller, J.-A. (2012). Presentación del tema del IX° Congreso de la AMP. Sitio web: https://www.congresamp2014.com/es/template.php?file=Textos/Presentation-du-theme_Jacques-Alain-Miller.html

– Miller, J.-A. (2003). Matemas II. Buenos Aires: Manantial.

– Rovelli, C. (2018). El orden del tiempo. Barcelona: Anagrama.