EL MUNDO POS COVID Entre la presencia y lo virtual

Por Jesús Rubio

EL MUNDO POS-COVID


Introducción personal

Nos encontramos con una nueva realidad ¿Acaso no es siempre nueva? No, esta vez es bien distinta, la profecía de que había un virus que venía para quedarse nadie la podía predecir. La esfinge de Tebas aparece en escena, quien no sepa responder a sus preguntas lo pagará con el precio de la muerte.

¿Qué pasó? ¿Pero no estaba todo bajo control en el imperio de la Técnica y de la Ciencia humana? El estado no tiene respuestas, los expertos piden prudencia ante el desconocimiento de los hechos, los modos de transmisión del virus nos han desbordado y aparece otra realidad ya no velada. Los sanitarios se ponen el traje de superhéroe. El miedo y la angustia se hacen cotidianos, las personas nos convertimos en posibles contagiadas y sobre todo, también, en alguien que puede portar el virus. El amigo se hace extraño, la familia tiene que tomar distancia, el trabajo ya no es salud, más bien lo contrario, a no ser que te nombren como esencial, entonces no te preocupes, el mundo no puede parar sin ti, eres el eje que mueve el mundo. El capital y sus reglas del juego son los cimientos donde se sustentan tus pies, o eso nos creíamos hasta que apareció el COVID-19.

El Mundo Pos-Covid salió a la luz el 01 de Marzo de 2021, 1 año y 4 meses después de que se confirmara el primer caso en la ciudad de Wuhan, China.

José Ramón Ubieto, es psicoanalista miembro de la ELP y AMP, profesor de la UOC, escritor y colaborador del periódico la Vanguardia.

En el mundo Pos-Covid el autor hace referencia en su introducción a dos hechos, uno tiene que ver con el conocimiento del SARS-1 y el SARS-2, virus con más de un 80% de coincidencia genética con la COVID-19 y de los cuales los laboratorios de Texas, que estaban realizando investigaciones en el 2003, no encontraron ningún tipo de financiación dado que en aquel momento no tenían ningún tipo de subvención ni beneficio; el otro tiene que ver con la información, las conexiones y los recursos tecnológicos: a día de hoy ciertas configuraciones técnicas pueden anticipar ciertos hechos, fue el caso del algoritmo BlueDot, donde a partir de parámetros de la actualidad y en tiempo real, predijo la pandemia 10 días antes del primer fallecido en Wuhan. Lo paradójico, mostrado por Ubieto, es que esta información desmesurada no parece ni hacernos más sabios ni mucho menos que aceptemos nuestras limitaciones humanas -aquello que, en el siglo XX, ya Freud llamó como castración-, sino más bien contrariamente, nos suele eximir de responsabilidad perdiendo el control de la realidad y de los propios hechos.

El libro está tejido, por una parte, en qué conllevó la experiencia del virus en nuestras vidas y los cambios que produjo en la sociedad, y por otra se detendrá en el eje virtual-presencia. En la primera recorre la distancia de un tiempo que seguramente se nos ha hecho más dilatado que el tiempo cronológico en sí. Tomando temáticas tan diferentes como los duelos, las distancias, las edades, los miedos a los contagios, a perder el empleo, a perder la vida o a los seres queridos (posteriormente me detendré en algún punto). En la segunda, el autor hace un desarrollo de cómo lo virtual, si ya estaba en nuestras vidas, se terminó por acentuar. Cabe destacar lo minucioso de la lectura de los cambios ocurridos y la descripción de las distintas etapas hasta la fecha.

Duelos, miedo e incertidumbre

Sobre que la realidad es fantasmática y que cada uno ve una realidad distinta ya estábamos al corriente los lectores de Freud y Lacan, pero que el coronavirus cambió cualquier tipo de concepción hasta la fecha e irrumpió como un real fuera de control nadie lo puede dudar.

El estado de alarma se hizo presente, pasamos de un virus en otro país, un problema que no era nuestro o no lo queríamos creer, a una realidad pandémica y desolación inusual en nuestra sociedad. Anulación de vuelos, congresos, cierres de colegios, trabajos. Todavía algún político se negaba a parar los engranajes económicos de un sistema que mostraba sus carencias. El virus había roto el cristal que nos protegía y ya formaba parte de nosotros, de nuestros miedos e incertidumbres.

La obra aborda temas tan comprometidos, desde un enfoque psicoanalítico y sociológico, como son las catástrofes que ocurrieron y el desamparo de ciertas personas y colectivos. El olvido de los más mayores, la presunta culpa de los adolescentes y su falta de cuidados, los niños parecían convertirse en peligrosos, los duelos sin poder realizarse, temáticas que encontraban un plus de generalidad que dejaba fuera el sufrimiento singular y la realidad cotidiana.

Ante el auge de las fake news, los negacionistas, el cinismo de algunos políticos, el escritor advertirá de la peligrosidad que conlleva el ser cada uno soberano de sus decisiones y las trágicas consecuencias para el resto de la sociedad. En un mundo, donde el discurso del amo ha perdido sus credenciales y donde la palabra verdadera circula con la misma asiduidad que la que no lo es, donde podíamos pensar que los consejos, el bien común sería nuestro patrón de ser, Ubieto nos recuerda la concepción de hombre en Stefan Zweig, para el cual lo esencial no era siempre querer su propio bien, buscar la felicidad por defecto, sino que encuentra un bien en el mal (a ese empuje a la destrucción Freud lo llamó pulsión de muerte y Lacan lo acuñó, años más tarde, con el nombre de goce).

Un punto en el que me quiero detener, en el desarrollo del libro, es en la concepción del odio. Allí donde el propio aislamiento nos tocó en lo más extraño e insoportable de nuestra experiencia, nuestro cuerpo. De pronto, cada uno de nosotros nos encontramos con un real inabarcable, en el cual se agudizó la angustia y el miedo, un odio en lo más íntimo de nuestro ser, extrapolable al exterior en la búsqueda de un enemigo común. Aquello subjetivo propio en lo que no me reconozco y retorna como el reverso de una amenaza. Al hilo de esto Ubieto describe cómo empresas o líderes políticos se aprovecharon de esta irrealidad discursiva y de este malestar social para apoderarse de este sentimiento de odio y movilizar a las masas o conseguir rédito.

La presencia y lo virtual

Ante el auge que ya iba tomando lo virtual, con la pandemia no hizo más que acentuarse. Lo virtual, en esta segunda parte del trabajo, el autor lo describe como una herramienta que nombró una realidad donde no fue igual para todos. Un ejemplo es los niños que tuvieron que estudiar en su casa desde el ordenador – el que lo tenía-, o cómo algunos pudieron desempeñar su trabajo desde casa, no exponiéndose tanto como otros que, por su circunstancia, sí tuvieron que acudir diariamente a su trabajo. Pero más allá de la situación del virus y sus condiciones, lo virtual ya se extendía como una mancha en un sistema donde la técnica y sus condiciones van tomando un mayor espacio. Para ello el autor toma el ejemplo de cómo los gadget ganan terreno en lo sanitario, la enseñanza, en los controles sociales, en la vida rutinaria del individuo con sus mediciones, sus parámetros. Paradójicamente, aquellos que quieren sacar beneficio y apuestan por implementar estos artilugios en lo social, en los trabajos, en las aulas, por ejemplo, cada vez demandan más la enseñanza presencial para ellos y sus hijos.

Uno de los efectos que tuvo lo virtual, apunta Ubieto, fue la utilización como sostén comunicativo y social. Ante el impedimento de lo presencial las personas nos animamos más a las videollamadas, a las clases o cursos on-line, a los grupos y redes sociales. Si bien estos usos tuvieron mucha demanda los primeros meses, con el paso del tiempo este auge se convirtió en cansancio, distancia, tristeza. La reivindicación del cuerpo, de lo presencial se hizo, y se hace, cada vez más necesaria, y la utilización de lo virtual pasó a ser un instrumento, nunca mejor dicho, excepcional, para momentos puntuales. Ante el miedo el autor apuesta por el cuidado, el vínculo social. Cuando lo presencial está restringido, los chats, las webs, las aplicaciones nos dan un uso, un servicio, pero el autor puntúa: “a condición de prescindir de ellas, cuando la situación sea favorable”. La apuesta para salir de esta situación de incertidumbre y no saber –no saber cuándo estaremos vacunados, cuánta inmunidad tendremos, cuándo nos podremos desplazar, a qué lugares, qué efectos físicos y subjetivos tendrá si nos hemos contagiado y un largo etc.- será por el vínculo social, por la palabra, por lo nuevo que podamos inventar. Para ello hará una lectura de la situación recordando otros momentos difíciles en la historia, momentos de incertidumbre donde el humor, el sinsentido nos han ayudado a entender ese no saber. Hacer con aquello que escapa precisamente de los controles algorítmicos, que tiene que ver con la esencia humana, con su deseo, con el vacío de su originalidad subjetiva. La sorpresa será otro de los elementos a destacar en este transitar incierto, para ello nos recordará, con palabras de Eric Hobsbawn, la función de la misma en el debate educativo, y cómo lo que hoy es tradición, fue en su día invención, surgido de un imprevisto que tomó valor, con el tiempo, por aquello que trajo de novedad efectiva. O como Ubieto señala “Anclarnos en lo sagrado -en la nostalgia del régimen patriarcal- sería tanto como rechazar el hecho de que todo saber es siempre incompleto, y que por ello el que lo transmite debe dejar siempre una puerta abierta”.


Para finalizar

El mundo POS- COVID es una obra crítica que recoge información de este periodo actual en relación con la pandemia, el sistema político, las nuevas tecnologías, y sus distintos tratamientos y repercusión en las personas. Incluye relatos clínicos donde la escucha psicoanalítica dio lugar para hallar respuestas, hacer duelos, encontrar soluciones, por el mero hecho de acompañar el momento y la singularidad de cada uno. La obra recoge historias, fragmentos de obras literarias, diálogos con filósofos -en este caso clásicos, modernos, contemporáneos- y sobre todo un esfuerzo de estilo atravesado por la palabra. Terminaré con un poema, que encontrarán en el libro, que desde mi punto de vista, resume la dificultad vivida en esta época, y el tratamiento imposible y novedoso que la palabra no cerca.

La felicidad es como la gota

De rocío en un pétalo de flor

Brilla tranquila

Después de que la luz oscila

Y cae como una lágrima de amor

La tristeza no tiene fin.”

Vinicius Moraes, A Felicidade