El vendedor de tabaco (2017) film dirigido por Nikolaus Leytner: narra una trama sencilla pero capaz de atrapar al espectador desde los primeros segundos. Especialmente a un público que busque encontrarse con los aspectos que acontecen en la vida: el amor, el odio, el aprendizaje, la pérdida…
La película transcurre en la Viena de 1937 mostrando la fusión (producto de la anexión o Anschluss) que se produjo entre la Alemania nazi y Austria con las repercusiones que tuvo tanto a nivel político como social.
El hilo de este film es conducido en manos de un joven de diecisiete años que, obligado por la madre ante la pérdida de su marido, se traslada a la ciudad de Viena para formarse como tabaquero con un antiguo amante de la misma.
En este oficio se encontrará con el deseo, lo que dará cabida al paso de joven aprendiz a construirse como hombre, pero para ello tendrá que renunciar a algunas cosas. En este camino, irá aprendiendo de grandes referentes, los cuales irán cayendo, en el transcurso de la película, pero dejando un legado: en primer lugar, las cartas de su madre que le servirán de sostén ante la nueva vida a la que se enfrenta, por otro lado, el tabaquero que le enseñará a manejar el oficio y, finalmente, el profesor Freud (Bruno Ganz) que, sin tumbarle en el diván, le invitará a reflexionar sobre varias cuestiones que el joven le traerá.
Un elemento que aparecerá de manera repetida será el agua. Al comienzo, el protagonista se sumergirá en el agua para evadirse de la realidad y, más adelante, aparecerá en sus sueños pudiendo entenderse como la metáfora del retorno al vientre materno. Aquel lugar que ilusoriamente se recuerda como primera experiencia de plena satisfacción, pero que, sin embargo, es traumático ya que nunca se alcanzó esa plenitud.
Uno de los encuentros más significativos que vive el protagonista y que tomará fuerza, será el encuentro con el amor. Conoce a una bella joven de la cual se enamora, pero sin embargo, esta no puede renunciar a la vida que lleva, lo cual dará cabida al dolor y tendrá que inventar la manera de manejarse con él. Aquí aparece una escena excelente entre el personaje de Freud, y el joven, el cual le invita a preguntarse si es amor o, si bien, sólo está sujeto a la libido; surgiendo dudas en este, dudas propias del neurótico.
También, Freud le recomendará escribir los sueños que tiene, sueños en los que aparece lo más oscuro del inconsciente y, por tanto, lo más oculto y conflictivo que de alguna manera se va dando en la mente del joven en función de las vivencias que va atravesando.
En ese camino, se enfrentará a duras pérdidas, la primera de ellas la separación con la madre que se verá compensada por las palabras de amor que intercambian a través de las tarjetas postales. Después, el asesinato del tabaquero por los nazis, quizá entendiendo esta pérdida como la pérdida del padre, ya que este parece ocupar esa función. Más adelante, el amor que fue, pero luego se acabó terminando. Y finalmente, con la llegada del nazismo a Viena, la marcha de Freud a Londres y la obligación del cierre del estanco donde aprendió el oficio de tabaquero.
En referencia al momento en el que la Gestapo detiene al tabaquero, y finalmente lo asesina como motivo de la venta de periódicos de izquierdas y la negativa a vender los del partido nazi como espectadores, podemos pensar que este fue denunciado por parte del carnicero de una ideología próxima al régimen nazi que se estaba instalando en Viena. Como consecuencia de este suceso, el joven furioso va a visitar al carnicero y se muestra su deseo inconsciente de meterle la mano en la trituradora de carne a través del recurso cinematográfico de la imagen que aparece previamente a lo que termina realizando, de nuevo la diferencia entre la fantasía y la realidad tiene lugar en este film.
Para concluir, la película muestra una escena bella, en la que cuelga sus sueños en el exterior del estanco. De alguna manera sería la forma, en la que ha podido sublimar las pérdidas con las que se ha ido encontrando, y cómo, para seguir creciendo, ha tenido que colocarlas en algún lugar que le permita seguir con la vida.
Finalmente, sería interesante pensar, como público, en la no respuesta que el personaje de Freud le hace al joven ante sus preguntas, diciéndole que cuando uno se hace más preguntas y renuncia a la búsqueda de respuestas, es capaz de dejar una huella en el mundo. Sin duda, este aspecto está íntimamente vinculado a la práctica psicoanalítica.
Bibliografía:
– De Blas, J. y De Blas, L. (2018). Freud en su tiempo y en el nuestro. Revista Descubrir la historia. Recuperado de https://descubrirlahistoria.es/2018/04/freud-en-su-tiempo-y-en-el-nuestro/
– Freud, S. (1920). Más allá del principio de placer, O.C. Tomo XVIII. Buenos Aires: Amorrortu.
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