Entrevista a Gabriela Medin

Por Violeta Conde y Simón Delgado.

Gabriela Medin es Psicoanalista. Miembro ELP y AMP. AE 2020-2023.
Docente adjunta de la Sección clínica NUCEP, colaboradora en el Departamento de Psicoanálisis con niños .
Directora de la Revista Punto de Fuga.
Tiene un largo recorrido de trabajo en el ámbito del psicoanálisis aplicado y la interconsulta pediátrica, actualmente se desempeña en la Unidad de Hemato-oncología del Hospital Universitario Gregorio Marañón. Es co-fundadora y co-directora del CP-Ado.

Violeta Conde. Hola Gaby, muchas gracias por esta entrevista, tenemos mucho interés por conocer y que nos cuentes acerca del dispositivo del CPAdo. Queríamos comenzar preguntándote sobre la historia, ¿cuándo, y cómo surge el dispositivo?

Gabriela Medin. La idea del dispositivo surge a partir de una conversación con una persona de los Servicios Sociales de Madrid acerca de la situación de la atención a la infancia y a la adolescencia. Me dice que efectivamente, hay muy pocos recursos para adolescentes, y me comenta una serie de estudios que se habían llevado a cabo en el marco de los servicios sociales que mostraban esa necesidad. También conversábamos que faltaban lugares en la ciudad donde acudir a un psicoanalista para quienes no disponían el dinero para el pago. Yo había estado como colaboradora en el CPA-Madrid, el dispositivo que llevan Andrés Borderías y en ese momento, también Araceli Fuentes y Susana Genta. En aquél momento habíamos trabajado con Ivana Maffrand, con quien compartíamos el interés por los adolescentes.

Invité entonces a Ivana Maffrand,también miembro de la ELP, a armar este proyecto junto conmigo. En primer lugar creamos Psicoanalistas en la ciudad, que es la asociación legal sin fines de lucro que aloja al dispositivo CPAdo. A posteriori invitamos a colaboradores y actualmente hay colegas que hacen un stage de un año. Esto fue en el 2017, entonces ya llevamos años en la ciudad. Fuimos armando una red con otros profesionales que trabajan con jóvenes, nos derivan jóvenes muchos orientadores de institutos públicos, educadores de residencias. Otros derivadores importantes son los propios jóvenes porque nos llegan muchas demandas de amigos, novios, primos… de jóvenes que se atendieron con nosotros. La población que atendemos es de 12 a 25 años.

La intervención de un psicoanalista en la adolescencia puede cambiar la trayectoria vital de un sujeto. Me parece que es una época de la vida, donde nuestras intervenciones pueden tener realmente un efecto que marque un antes y un después o una orientación vital. El encuentro con un psicoanalista en la adolescencia si funciona, si realmente consigue ser un recurso para el sujeto, es algo que deja una marca hacia el futuro. Entonces, me parecía que era una apuesta política por la existencia del psicoanálisis en la ciudad y por la pervivencia del psicoanálisis en el tiempo, que los jóvenes de nuestra ciudad puedan tener la ocasión de conocer lo que hacemos los psicoanalistas y pasar por esta experiencia. Todo esto se conjugó junto con una cuestión más singular mía y que tenía que ver con mi momento de análisis.Toda mi vida he trabajado en distintas instituciones, fundamentalmente instituciones hospitalarias, pero no solo, y quería hacer la experiencia de dirigir una institución orientada por el discurso analítico.

Violeta Conde. Sí, el CPAdo se orienta desde el psicoanálisis en su hacer clínico, y también a nivel institucional, ¿nos puedes contar más sobre esto?

Gabriela Medin. En el CPAdo es el discurso analítico lo que nos orienta, en todo, no solo en cada cura, sino también en las decisiones insitucionales que se toman, en cómo se recibe la demanda, en lo que se conversa con aquellos que nos derivan pacientes, en cómo se resuelven las distintas situaciones institucionales que pueden haber dentro del equipo, de si se admite o no se admite un paciente, en si se establece o no contacto con los padres, todo es caso por caso.

Es una institución orientada por el discurso analítico, desde la mínima decisión a la cura de cada joven. Tenemos dos reuniones mensuales, una todo el equipo y otra con un éxtimo, que siempre es un miembro de alguna escuela de la AMP,en esa reunión alguno de los miembros del equipo presenta un caso y se discute clínicamente. Eso es la manera que encontramos de, por un lado, dejarnos enseñar por la clínica contemporánea y por el otro lado, descompletar el equipo y favorecer la disolución de los efectos del grupo.

Simón Delgado. ¿Hay algún tipo de formación estipulada? ¿Y cómo se accede al CPAdo?

Gabriela Medin. En ocasiones hacemos un trabajo de lectura de textos dentro de las reuniones clínicas. Consideramos que la lectura de textos, la clínica, el control, las reuniones clínicas y las reuniones con el éxtimo tienen efectos de formación. Respecto de cómo se accede, cada año Ivana y yo, que somos las directoras, entrevistamos a los practicantes que nos lo demandan. Es condición que se analicen, que controlen y que se hayan autorizado a la práctica.

Simón Delgado. Cuando viene el chico o la chica, la adolescente o adolescente, ¿quién tiene el primer encuentro con el paciente y cómo se decide quién le atiende?

Gabriela Medin. No tenemos equipo de admisión. El que recibe al paciente es quién luego continúa el tratamiento. Solicitan atención a través de un número de teléfono, llaman por teléfono o envían un Whatsapp, ahí se acoge la demanda y se le da una cita con quien en ese momento esté disponible. Una cosa importante es que no recibimos demandas a nombre propio, la demanda es a la institución, entonces es según la lista de los practicantes que vamos teniendo huecos. Somos las directoras las que tenemos el teléfono de la institución y recibimos los pedidos. Se organiza según disponibilidad, y actualmente tenemos una pequeña lista de espera.

Simón Delgado. ¿En una sede, o cada uno en su despacho?

Gabriela Medin. Comenzamos pasando consulta en un centro de los servicios sociales del distrito de Chamartín, que con la pandemia se cerró como tantos otros y durante le confinamiento atendimos por teléfono u online según cada paciente. Después de la atención online durante la pandemia, ese centro no renovó los convenios con las distintas asociaciones que alojaba, entonces tuvimos que buscarnos un lugar. Encontramos un benefactor que nos ofreció subvencionar el alquiler de un local. Entonces estamos en un local en la calle Atocha 43 que es donde se atiende.

Violeta Conde. ¿Qué encuadre supone el dispositivo?

Gabriela Medin. Ofrecemos tratamiento gratuito por tiempo limitado hasta 16 sesiones, encuadre tomado de la experiencia de los CPCTs. Este encuendar es también el del CPA-Madrid y de otras instituciones que existen en Francia. Es un modelo institucional, pero que después se baja a la realidad de cada ciudad y cada equipo. En el marco de nuestras reuniones clínicas puede decidirse dar un segundo ciclo; es excepcional, no es para nada frecuente ni la regla, pero sucede en algunos casos.

Violeta Conde. Y después de este tiempo si es necesario, ¿se tiene contacto con otros profesionales, u otros recursos para derivar?

Gabriela Medin. Bueno hay ocasiones donde se termina el ciclo que dura hasta 16 sesiones, pero que en algunos casos incluso puede ser menos tiempo, se termina el ciclo y se cierra. Tenemos la experiencia de que hay ciclos que realmente alcanzan para el tratamiento de determinadas demandas o cuestiones. Cuando pensamos que a esa persona le convendría continuar o cuando el paciente pide continuar, buscamos alternativas según las características del caso y podemos contactar con otros colegas o derivar a otros recursos, o sea… se ve caso por caso, no tenemos un protocolo de actuación y se ve caso por caso qué es lo conveniente. No es en todos, ni mucho menos, hay pacientes que terminan su ciclo en el CPAdo y que se van.

Simón Delgado. ¿Cuál es el lugar de los padres en el tratamiento?

Gabriela Medin. También es caso por caso. Recibimos casos en los que son los padres quienes demandan y que vienen a la primera entrevista. Nosotros no damos indicaciones respecto de esa primera entrevista, entonces ocurre que llegan una madre y un hijo, unos padres y un hijo. No damos indicaciones de quien tiene que venir, damos la cita y punto. En ocasiones los que piden son los propios jóvenes y ahí se atiende al joven. Si habiendo pedido el joven se ve que dadas las características del caso es conveniente tener una entrevista con los padres, se le plantea al joven y se organiza una entrevista con los padres. De nuevo la actuación, las intervenciones, dependen del caso por caso. Hemos tenido casos donde dentro de las 16 sesiones hemos incluido entrevistas a padres, casos donde independientemente de las 16 sesiones hemos incluido alguna entrevista a padres, hemos tenido casos donde nunca hemos visto al padre y solo hemos trabajado con el adolescente o con el joven… Depende.

Violeta Conde. ¿Y cuáles son los motivos de consulta más frecuentes de los jóvenes?

Gabriela Medin. Bueno, la verdad es que post pandemia encontramos, como motivo de consulta, un aumento de intentos autolíticos, de ideas autolíticas, de dificultades para salir de su casa y asistir al instituto o la Universidad. Recibimos muchos jóvenes con dificultades en su proyecto vital, pero no tanto como tal vez nos ocurría en los inicios que eran dificultades en el rendimiento académico o con dudas respecto de qué hacer, desde una perspectiva que podríamos decir más del lado vocacional, sino que actualmente tiene más que ver con la cuestión vital, con la falta de deseo y de horizonte vital. También hay consultas que tienen que ver con problemas amorosos, hay adolescentes que vienen por dificultades en el lazo social con sus pares. La verdad es que los motivos de consulta son variados, pero sí que es cierto que podemos ubicar pre y post pandemia un aumento importante de los adolescentes con autolesiones, con ideas autolíticas y con intentos de suicidio o con ingresos. También nos llegan algunos pacientes con dificultades en la identidad sexual.

Simón Delgado. El ámbito escolar será muy importante con los jóvenes que acuden, ¿os llegan casos de bullying, y en ese caso cómo intervenís?

Gabriela Medin. Cuando nos llegan pacientes que dicen sufrir bullyng, tomamos este significante para, por un lado, entender qué es lo que esto quiere quiere decir para el sujeto, apuntando a su propia posición subjetiva. Nosotros no hacemos intervenciones institucionales ni llevamos adelante ningún protocolo de acoso ni de bullying, sino más bien intentamos apelar a la posición del sujeto en relación a eso que le ocurre. Nuestro modelo de abordaje tiene que ver con tomar los significantes del sujeto, acogerlos, y trabajar con ello.

Violeta Conde. Muchos adolescentes llegan a consulta con un ‘autodiagnóstico’, toman significantes del Otro social, se identifican y se presentan de esta manera ‘tengo depresión, ansiedad, TCA, TLP’… Para hacer con esto habrá que ver en cada caso qué función cumple para el sujeto, te quería preguntar sobre esta cuestión, cómo pensarlo.

Gabriela Medin. Está claro que los jóvenes toman significantes de la época para intentar nombrar algo del malestar que les sobreviene. Toman los significantes de la época para nombrar los motivos por los que consultan, y efectivamente, la cuestión es, en todo caso, ver cuál es la función que cumple ese auto diagnóstico, si verdaderamente tiene una función de nominación, si en realidad tapa algo que se podría desplegar en el curso del ciclo en el CPAdo. Pero sí, efectivamente hay jóvenes que se presentan como soy TEA, tengo TDAH, fui diagnosticado… Lo que uno ve es que justamente en sujetos con una cierta fragilidad estos nombres les organizan un modo de presentación y un modo de estar en lazo social, porque con estos diagnósticos también circulan entre sus pares, hace que sus pares entiendan, supuestamente, qué es lo que les ocurre y les disculpen ciertas rarezas, les permite acceder a ciertas ayudas en el instituto, entonces digamos hay también toda una cuestión del lazo social que se arma en función de estos diagnósticos. A veces se trata de cuestionar estos diagnósticos, pero en otras de tomar estos diagnósticos y aún así apuntar a lo singular de ese sujeto .

Violeta Conde. Pensaba un poco en la época que vivimos, donde no hay referentes claros como antes… ¿de qué forma la caída del Nombre del Padre que transitamos en esta época afecta a la adolescencia, en este pasaje de la sexualidad infantil a la adulta?

Gabriela Medin. Es verdad que en otros momentos había discursos sociales acerca de qué sería decir ser hombre o ser mujer y discursos sociales que orientaban respecto de cómo moverse en sociedad y cómo ubicarse en relación al partenaire. Ahora esos modelos están totalmente estallados. Hay tanta diversidad que hay lugar para modos muy distintos de situarse respecto del partenaire, respecto de la sexualidad… Modos muy distintos de ubicarse en el lazo social… Entonces creo que frente a la multiplicidad de posibilidades y modos de ubicarse y la necesidad de encontrar el propio, aparece la angustia. Encuentro también una cierta desorientación de los adultos respecto de su papel, esto me parece que es importante, una cuestión no sólo ligada a los jóvenes sino incluso los niños, los adultos abdican de su función muy tempranamente y empujan rápidamente a tomar decisiones solos para descubrir quiénes son y qué quieren en la vida.

Violeta Conde. Y quizás muchos adultos también como infantilizados, porque hay si hay también un imperativo de la época es el ser siempre joven, y no hay mucho valor puesto en la adultez, en la senectud menos…

Gabriela Medin. Sí, me parece que adultos infantilizados en el sentido de que no pueden sostener su lugar de adultos, incluso en ocasiones para decir no, o para orientar o para dar su opinión frente a los embates de los jóvenes. Winnicott aconsejaba a los padres no abdicar antes de tiempo, hay algo de sostener la función parental que en esta época se plantea realmente difícil para algunos adultos.

Simón Delgado. Sí, ser padres o ser maestros, toda esta cuestión de la autoridad está muy en crisis.

Gabriela Medin. Efectivamente es muy difícil sostener una autoridad auténtica. Hay modelos de autoridad que se sostienen en dar consejos, en decir cómo hacer, en sostener posiciones autoritarias o en querer volver a una época anterior que ya ha pasado y a la cual no se vuelve… Entonces, el desafío de esta época es cómo encontrar una orientación para los jóvenes que no tenga que ver con los modelos antiguos o con una época que ya no existe. Un elemento importante actualmente es que el acceso al saber, a la sexualidad, a la pornografía incluso está facilitado sin pasar por el otro. Esta es una diferencia fundamental con el siglo pasado antes de la existencia de internet y las redes sociales. Antes para acceder a la sexualidad, pero también para acceder a la canción última de tal grupo o a determinadas lecturas, a ciertos libros, había que pasar por otro que te lo acercaba, que te lo compartía. Internet ha introducido un modelo de acceso al saber, a los recursos, a la información sin pasar por el otro… Esto tiene consecuencias la subjetividad de los adolescentes, que se quedan en ocasiones muy solos y muy expuestos a la información o a ciertos contenidos sin la orientación de un adulto.

Simón Delgado. Yo te quería preguntar, ¿cuál es tu opinión respecto de la nueva ley Trans y de qué manera crees que afecta dicha ley a los menores y adolescentes actuales y futuros?

Gabriela Medin. El tema trans es un tema de mucha actualidad y el tema de la ley trans es un tema muy controvertido socialmente, que ha traído muchas discusiones y que ha sido conversado y discutido en distintos foros de la Escuela, en la FCPOL y en distintas instancias del campo freudiano. Es un tema complejo y que no conviene simplificar. En cualquier caso, he escrito un artículo que expresa mi preocupación al respecto, que es la cuestión de no precipitar de no empujar a definirse antes de tiempo. Considero fundamental no cerrar antes de que llegue el momento de concluir, creo que lo importante es dar tiempo para que cada sujeto dé las vueltas necesarias para asumir su identidad sexual, sea la que sea. Entonces me parece que una dificultad actual tiene que ver con precipitar esa definición y anticiparla. Tomar al pie de la letra las palabras de un púber de 10 años o de un adolescente de 12 que dice “no me siento bien en mi cuerpo y quiero ser del sexo opuesto”, sin desplegar qué significa para ese sujeto eso que está demandando, me parece que conlleva el riesgo de cerrar algo en lugar de abrir a lo que es la búsqueda de la identidad sexual, el conocer su cuerpo, el encuentro con el otro, con el partenaire sexual. También creo que hay cierta dificultad por parte de los adultos que deben tratar este tema, que en ocasiones plantean hipótesis que van más del lado de la decisión del sujeto como algo que no se cuestiona, desconociendo la división subjetiva. Adultos que plantean la libertad de elección de identidad sexual como ideal y como una cosa absoluta, desconociendo que la identidad está determinada también por el contexto, por lo social, por la época. Me parece que eso también debe tenerse en cuenta, y en ocasiones hay un empuje a decidir, un empuje a nombrarse, que puede ser estragante y nocivo para el sujeto.

Simón Delgado. Y además creer que no hay consecuencias, que no hay derivadas de esas elecciones.

Gabriela Medin. Bueno, en todas las elecciones hay consecuencias. Yo no creo que nadie piense que no las hay. Me parece que no se plantea eso. Creo que desde algunos sectores hay como la ilusión de que eligiendo y tomando esa decisión, el sujeto podría estar feliz, egosintónico, como si se pudiera suprimir el malestar, el síntoma, como si se pudiera suprimir la división subjetiva. El asunto es el modo de tratamiento del malestar, porque para algunos sujetos trans es una solución y está bien acompañarlos en ese tránsito. Me parece que la cuestión es el modo de tratamiento del malestar , actualmente en nuestra sociedad se intenta tapar y calmar el malestar. Me parece que este es el problema, cuando desde los discursos se ubica la elección rápida de una identidad sexual como aquello que vendría a hacer que el sujeto esté cómodo y confortable con sí mismo, desconociendo que el parletre nunca está totalmente cómodo y confortable con sí mismo, que el síntoma está ahí siempre. Porque no hay manera en que lo simbólico dé cuenta del goce. Hay una disyunción entre goce y palabra, y eso nos habita.

Me parece que en ocasiones se dan ambas cosas: por un lado un modo de tratamiento del malestar que trata de cerrar, de suturar, de buscar una solución que acalle el malestar, en lugar de dar lugar al mismo, permitiendo un despliegue y que el sujeto encuentre una solución singular a ese malestar. Por el otro lado, se toman al pie de la letra los dichos del adolescente o del joven, como si realmente uno fuera lo que dice, elidiendo o arrasando con la división subjetiva y con la diferencia entre sujeto del enunciado y sujeto de la enunciación. Subayace la idea de que el sujeto sabe y dice lo que sabe, entonces eso aplasta.

Violeta Conde. ¿La clínica con adolescentes tiene ciertas particularidades a tener en cuenta?

Gabriela Medin. Hay un modo de entender la cuestión post-pubertad, la salida de la infancia, las adolescencias, desde la orientación lacaniana que toma en cuenta que se trata de un momento particular. Creo que hay una clínica que tiene que ver con este momento, no es una especialidad, somos psicoanalistas, pero no se acoge de la misma manera a un niño de 3 años que a un adolescente o a un adulto. Miller tiene un texto muy interesante que es “après l’enfance”, donde plantea los desafíos de esta coyuntura para el sujeto. De la misma manera que en la infancia, Miller dice, estamos interviniendo más cerca de cuando la palabra toca el cuerpo y antes de que se fijen de una manera más firme los circuitos pulsionales. No es lo mismo la intervención en un momento de la vida que en otro.

Violeta Conde. Para terminar, se me viene a la cabeza una frase de Alexandre Stevens, “La adolescencia es un síntoma de la pubertad”. ¿Qué nos puedes decir de esto?

Gabriela Medin. Bueno, efectivamente la adolescencia es la respuesta del sujeto a lo que se plantea en la pubertad, que supone por un lado cambios físicos pero también abandonar el niño que ese sujeto fue para el Otro. Incluye cambios físicos, psíquicos, libidinales a la vez que el encuentro con lo real de la sexualidad a nombre propio. Esto es lo que realmente es un desafío para el sujeto en este momento y donde de alguna manera se hace efectivo el cheque en el bolsillo que se trae de la infancia, si uno lo piensa en términos del complejo de Edipo, o los anudamientos de la infancia , si uno lo piensa en términos de la última enseñanza. La solución que el sujeto había encontrado en la infancia para nombrar la diferencia sexual, se debe comprobar o poner a prueba en el encuentro con el partenaire y con lo real de la sexualidad. En ese sentido es un síntoma de la pubertad, es una respuesta de un sujeto a partir de las transformaciones de la pubertad.

Estupendo, muchas gracias por tus palabras Gaby.