IDEOLOGÍA. Nosotras en la época. La época en nosotros.

Por Estela Canuto

Ideología

Mis héroes
Murieron de sobredosis
Mis enemigos
Están en el poder
¡Ideología!
Yo quiero una para vivir

Mi placer
Ahora es riesgo de vida
Mi sex and drugs
No tienen ningún rock ‘n’ roll
Yo voy a pagar
La cuenta del analista
Para nunca más
Tener que saber
Quién soy
¡Ah! Saber quién soy

Pues aquel chico
Que iba a cambiar el mundo
Cambiar el mundo
Ahora observa todo
Encima del muro
Encima del muro…
Cazûza


Partiré del supuesto de que, quien me lee, conoce la obra de Jorge Alemán. Tanto en sus desarrollos teórico clínicos, en torno al psicoanálisis lacaniano, que son extensos; como también la fecunda elaboración teórica que viene desarrollando en torno a la articulación psicoanálisis y política a lo largo de los últimos años, Soledad: Común e Izquierda Lacaniana son dos de sus libros y sintagmas más conocidos. Su obra se inscribe en una dialéctica dinamizada por la teoría, son lecturas transversales del presente que se actualizan y puntúan anclando de forma precisa en la realidad.

En un segundo momento les invito a pensar que desconocemos lo anterior y vamos al encuentro de un autor del que tenemos noticia por primera vez, y que, con una propuesta consistente y elaborada, abordaremos como novedosa. Alemán nos invita a un recorrido teórico y a un trabajo de elaboración subjetivo propio. Porque la obra de Alemán piensa en el sujeto desde su primera inscripción al momento de su “saber hacer” lazo con los otros donde se pone en juego, manera que siempre está determinada por lo ideológico y lo político.

Propongo de entrada estos dos abordajes de lectura desprejuiciada, probablemente haya otros, de libre elección dada la singularidad de esta obra y de este libro.

Quizás mi propuesta de lectura suene arriesgada, y más propicia para la literatura, tengo en mente mientras leo Ideología Nosotras en la Época, la época en nosotros, a Cortázar, Rayuela y su “Modelo para armar”, extrapolando, invito a hacer un ejercicio de lectura e indagación teórica. Ideología forma parte de una trilogía Capitalismo, Crimen perfecto o emancipación, Pandemónium, los tres se sitúan en una elaboración de la posición del sujeto en torno al momento neoliberal.

Ideología es un libro que puede ser leído haciendo una experiencia diferente, sin linealidad, abordando los capítulos a partir de nuestra inquietud, interrogando la propuesta, revisitando las referencias y los autores propuestos. Remitiéndonos, a su vez, a lo que se abre de nuestros propios interrogantes.

El libro nos ofrece la ocasión de reflexionar acompañados por la guía lúcida de Jorge Alemán en la articulación de conceptos y en su enorme originalidad para ponerlos en funcionamiento. Hay un esfuerzo pedagógico y de transmisión en este libro que deberíamos tener en cuenta.

Situémonos en este momento pandémico, con tintes negacionistas, de surgimiento de las ultraderechas y en el que toda relación con la verdad ha sido puesta en entredicho. Circulan las fakes news en una dirección y en otra, la realidad se termina convirtiendo en la mera opinión que tenemos cada uno de nosotros sobre ella. Ahora es más que evidente lo que el capitalismo ha hecho con la existencia singular, donde el modelo de acumulación no pasa sólo por el intercambio de mercancías, sino también por estar interpelados en la lógica del crédito y la deuda. Momento en el que los sujetos son convocados, desde su estructura superyoica, a gozar y consumir, en un movimiento circular entre la renuncia y el exceso, con la culpa siempre presente. Podemos pensar al superyó como el gran regulador de la subjetividad de este tiempo, un superyó que exige gozar en lugar de prohibir, tocando un punto estructural del sujeto ya mencionado por Freud, Heidegger, y Lacan, aquel que indica que nacemos deudores y culpables.

Momento histórico crítico, que nos interpela como practicantes del psicoanálisis, tanto para pensar el lugar del psicoanálisis como el de la política, por ello debemos remitirnos de forma necesaria, e insistente a Freud y el Malestar en la cultura, en una partida que requiere nuestro compromiso ético y singular de elaboración. Podemos situarnos preferentemente desde la política o desde el psicoanálisis, en un lugar o en otro, pero no podemos ser indiferentes a la lectura que Ideología propone, porque, como oportunamente lo señala el autor en el subtítulo, somos sujetos en la época.

En el texto Alemán pone a trabajar, en una maquinaria bien aceitada a los pensadores contemporáneos, en una operación dinamizadora, tanto de la teoría psicoanalítica con Lacan y Freud, como a la filosofía tomando a un amplio abanico de autores -Heidegger, Foucault, Badiou-, dando la centralidad del ensayo a una elaboración sobre los conceptos de ideología y fantasma a partir del texto de Althusser “Aparatos ideológicos del estado”.

Lee muy bien a Foucault desde la manera en la que finalmente ha sido tomado y utilizado en el momento neoliberal de la biopolítica, el control de los cuerpos y el gobierno de las almas. Señala la producción de subjetividades acordes con la reproducción ilimitada del capitalismo, para seguir sosteniéndolo.

No se despista en ningún momento el autor de la importancia de la estructura del lenguaje para habitar este tiempo de manera ideológica, el uso de los significantes y su vaciamiento de sentido, la pérdida de la relación con la verdad, son fundamentales a la hora de construir el nuevo entramado neoliberal.

Puntualiza también la diferencia fundamental entre sujeto y subjetividad, donde remarca que el Sujeto está atravesado por el Otro simbólico y representa un vacío que no es idéntico a sí mismo, y está abierto a la causa del deseo.

Nos aclara Alemán que la posibilidad de realizar una experiencia contrahegemónica es siempre a partir del sujeto y no de la subjetividad que solo es una formación de su tiempo.

Describe, además, concienzudamente la subjetividad neoliberal como una subjetividad ajena a las coordenadas simbólicas que conocíamos. Subjetividades que son acordes a la reproducción ilimitada del capitalismo, “que desconocen los legados históricos y se desenvuelven en un presente absoluto sin querer saber nada de proyectos políticos”.

Alemán se ocupa en este libro de desarrollar y explicar el discurso capitalista de acuerdo con lo formulado por Lacan, es imprescindible entender esta lógica ya que nos permite captar cómo funciona en su circularidad sin cortes. Un discurso está formado por cuatro lugares intercambiables: agente, verdad, otro y producción. Originariamente Lacan habló de 4 discursos -amo, histérica, analítico y universitario-, donde los lugares antes mencionados rotan sus variables de forma no permutativa, se diferencian entre sí y ninguno es prescindible. Cuatro formas de hacer lazo social donde el inconsciente está en juego.

Posteriormente Lacan agregó el discurso capitalista que se diferencia de los otros 4 por conectar estos cuatro lugares. La característica del discurso capitalista es que por la forma en la que se articulan sus términos, en una fórmula donde las posiciones invierten su sentido (Lacan lo llamará Siniestro), llega a funcionar en una circularidad sin interrupciones.

Advertidos como estamos de las malas noticias que nos llegan tanto desde el psicoanálisis como de la política, la novedad y la verdadera apuesta, de este libro, reside en la osadía de pensar cortes y rupturas al sistema capitalista, para ello el autor recurre a las figuras topológicas lacanianas, los nudos, la banda de moebius, los cruces, la conjunción y la disyunción. Tal y como Alemán nos indica, “es necesario que nos permitamos en este momento pensar e imaginar teóricamente, dibujar posibles salidas para que estas puedan tener su correlato, a posteriori en las prácticas políticas”.

Alemán sugiere en este libro, un original “corte longitudinal por el tercio” a la banda de moebius, que representaría en este caso el movimiento circular del discurso capitalista, este corte permitiría “el surgimiento de una nueva banda de moebius unilateral, enlazada a un resto, operaciones con las que Lacan ejemplifica topológicamente tanto la división del sujeto $ como el objeto (a)”. Primer apunte que nos permite pensar vías de salida contingentes, y nunca garantizadas del discurso capitalista.

La escritura de Alemán hace que su objeto teórico y su lectura de la realidad actual adquieran un cariz original. La forma en que interroga tanto el momento Neoliberal, como el encuentro entre Fantasma e ideología, con la mirada puesta siempre en el Horizonte de la Emancipación, es estimulante, desafiante y provocadora, siempre agujereada y sin completud, nos convoca a pensar y a crear otras posibles lecturas políticas.

De Fantasma e Ideología, dirá que son momentos primordiales en la constitución de los sujetos, que no son homólogos -a diferencia de Zizeck-. Para Alemán poseen una relación fronteriza, se articulan en una relación de conjunción y disyunción, reciprocidad y diferencia. El autor dirá que tanto la Ideología como el fantasma rigen las relaciones del sujeto con lo real, remarcará la idea de que tanto la ideología como el inconsciente son eternos porque trascienden las épocas históricas. Hoy es imprescindible situar los lugares de ideología y fantasma, para entender la complejidad de la constitución del sujeto contemporáneo, atravesado por lo que a primera vista podrían parecer contradicciones, como por ejemplo “que el interés objetivo del sujeto no se realiza de acuerdo con la posición que ocupa en el aparato productivo” sino que más bien ”realiza su propio interés narcisista” lo que permite constatar la pregnancia de este momento de constitución del sujeto, en el que “el rechazo es lo que está en la base”.

Alemán insiste una y otra vez a lo largo del libro, en la necesidad de no dimitir frente al deseo, en la importancia de pensar otras vías para abordar aquello que se nos presenta como inapropiable para el discurso capitalista. Se vale de los nudos borromeos en un giro absolutamente lacaniano para pensar el ternario Duelo, Memoria y Deseo como instancias de posible elaboración de un nuevo lugar. A través de la asunción de la falta en el duelo, la memoria que se conjuga en un doble movimiento temporal “lo que habré sido para lo que estoy llegando a ser” y el espacio del deseo que las arrastra hacia una insistencia irreductible: el vacío central. Un cuarto nudo los mantiene reunidos, la santidad, remitiendo a la expresión de Lacan el “Santo descarida” que para Alemán puede leerse como “santo que no distribuye objetos que satisfacen alguna necesidad, sino que opera como causa del deseo”.

Este libro, en su complejidad teórica, es un soplo de aire fresco. Desde el terreno psicoanalítico más que advertidos de las “malas noticias” nos interpela a sostener la apuesta por el saber, implicarnos, no dimitir, seguir creando y pensando, más allá del contexto desolador de la pandemia.

Vislumbrando horizontes nuevos que nos permitan pensar una emancipación, posible, contingente, agujereada y orientada desde el deseo insistente.