Por Óscar Fiz Fernández.
Un texto tiene un principio. En realidad no, éste, al menos, lleva mucho escribiéndose, tanto tiempo como lleva en mi deseo. Si no fuese por la cultura y por la historia en la que habito jamás podría haberlo escrito. Es más ni siquiera estaría ubicado en la posibilidad de sujeto o parlêtre. Claro que esta es sólo una posibilidad que no deja de serlo. Este proyecto, que trata de dilucidar la letra como consistencia lógica, que parece estar culminándose, sólo puede comenzar por otro Proyecto, el de Freud.
Distingue dos tipos de neuronas, motrices y sensitivas, cuya ontología es la de ser un dispositivo destinado a contrarrestar la recepción de la cantidad (Q) por medio de su descarga (p.212). Esta descarga se efectuará mediante lo que es traducido como movimiento reflejo. Unas líneas más abajo vincula este movimiento reflejo con un estado primigenio, el protoplasma, que posee la propiedad de irritabilidad general (podríamos traducirlo por excitación o estimulación). No voy a tratar de penetrar tan lejos en la cuestión como para empezar por el protoplasma pero sí voy a cruzar el paso peatonal hasta el nonato del que hay constancia que padece acciones, siendo una de ellas el movimiento reflejo.
Traigo a colación varias investigaciones de neurofisiología sobre la percepción en los no-natos que pude ser útil darles algún valor interpretativo. Se ha constatado que el nonato percibe sonidos desde la decimosexta semana de gestación. En la semana 24 adviene el reflejo de sobresalto que consiste en un movimiento brusco ante un fuerte ruido. El receptor sensorial podría ser la propia piel del feto, que recogería la información vibro-acústica del entorno intrauterino que vendría a funcionar como un atenuador de los sonidos exteriores. También se ha hallado que los fetos mostraban una habituación en las respuestas de sobresalto y tasa cardíaca, producida por estimulaciones consecutivas. En otra investigación se observó que los bebés que habían recibido estimulación acústica fetal aumentaron su tasa de succión ya fuese una historia narrada por la madre o de otra persona. Hay tres cuestiones extraíbles de la empiria registral de la neurociencia. La respuesta ante un estímulo disyuntor que ocasiona sobresalto, la habituación del sobresalto, y el disfrute, es decir, trauma, repetición y contingencia.
Un nonato es un organismo como otro cualquiera. Una cosa bastante universal. En esencia, un poco más de algunas cosas, un poco menos de otras, y en el peor de los casos, algunas partes que faltan. La invasión de los ladrones de cuerpos (1956), una película de Don Siegel da buena cuenta de ello. La película narra cómo unos extraterrestres tratan de reemplazar a toda la raza humana por réplicas individuales que forman parte de una conciencia colectiva. La producción en serie del cuerpo como organismo es posible porque en esencia forman una totalidad y cada uno ocupa su puesto en la serie, es como contar uno siempre en su radical identidad. Si hubiese algo de lo no reproducible, algo que es extraño a lo orgánico, esto no sería posible. Don Siegel parece tener clara la idea de que lo psíquico del ser humano es del orden del no-todo. En lo psíquico alienígena no hay Otro.
Si lleváramos a la lógica simbólica esta idea lo podríamos expresar así:
P ∩ Q ∩ R ∩ A ∩ T ∩ B
Siendo todas las letras elementos, segmentos, o fracciones del cuerpo fisiológico. Es simplemente un sumatorio de partes que da lugar a un todo.
¿Está Freud en esta línea de concepción del cuerpo? Habla de varios sistemas neuronales entre los que considera los sistemas, el primero se ocuparía de las percepciones interoceptivas y de la memoria, y el segundo de la percepción de los estímulos exteriores.
Sintetizando, siguiendo el planteamiento de Freud, afirmo que esa sonoridad que el no-nato recibe, como ha quedado constatado, tendría que dar lugar a una huella mnémica del orden de la representación cosa y estaría registrada de alguna manera y, probablemente no sólo, en el cuerpo, puesto que los sistemas ψ y φ se encuentran en un estado fusionado en el bebé que no ha nacido. ¿Qué consecuencias puede tener esto para el desarrollo psíquico posterior?
En el texto Lo inconsciente se escritura que la representación consciente engloba la representación de la cosa más la representación de la palabra correspondiente, mientras que la representación inconsciente es la representación de la cosa sola.
Más allá de lo que el propio Freud reformulará a este respecto, es interesante como da cuenta de ese primer tiempo de inscripción al que advendrán las representaciones verbales, y cómo de alguna forma está contenido en todas la instancias psíquicas, hasta el punto que podemos colegir que de no ser así el aparato psíquico no podría constituirse. Freud referencia a Kant en este texto cuando habla de la percepción incognoscible y, que siguiendo su planteamiento del proyecto estaría radicada en el cuerpo, y, más específicamente, en la piel, que recordemos es la vía de entrada sensorial principal del feto. Rompe, de esta manera, con la concepción de un cuerpo como Todo y con la lógica basada en conjuntores. ¿Qué cuestiones de la lógica podrían trazar un plano explicativo a la cuestión en este momento? La posición del principio del tercer excluido. Por tal se entiende que si existe una proposición que afirma algo, y otra que lo contradice, una de las dos debe ser verdadera, y una tercera opción no es posible. A = A, o bien, A≠ A, no hay otra opción. Durante siglos se ha armado la consistencia de la lógica en la cultura occidental excluyendo esta posibilidad que, en definitiva, es el apartar cualquier posibilidad de contradicción, paradoja o error en el discurso de la lógica porque esta se consideraba asimilada a la racionalidad. Sin embargo, la institución de la lógica se sustenta en este exilio. El tercero excluido tiende el sino de la extimidad: representa un litoral entre lo propio y lo impropio de la lógica. Aquello que tiene valor de racional tiene su gesto fundacional en la instauración de una ley que dice lo que es lógico y lo que no y que se aplica (acción decisional) en el traslado de cualquier fenómeno a un sistema formalizado. Se necesita un tercero al que negar para dar validez universal a los fenómenos en su positividad. El tercero excluido es la representación cosa que como inscripción sonora (IS) no es representación, está fuera del sistema representacional, pero funda y sostiene en el tiempo el sistema representacional. En este inter-medio es donde se ubica la letra como función y que es en sí y para sí consistencia lógica.
Y si de tiempo e impasses hablamos, es la lógica temporal la que me va a permitir seguir avanzando. La lógica temporal es una extensión de la lógica modal, que introduce en esta el tiempo. Hay un modelo en el que se asigna una serie de variables a un estado.
s = {a, b} t= {b c}
En el momento s tiene lugar a y b pero no c. En el momento t tiene lugar b y c pero no a. Hay tres operadores:

La proposición P ∩ Q ∩ R ahora se puede pensar así: F(P ∩ Q ∩ R), que significa que en algún momento futuro se darán los sucesos P y Q y R. Lo que nos es pertinente son tres exigencias de esta lógica:
- Hay una función L, de etiquetado o de marca, que tiene que darse en el primer entrada o estado para que se pueda dar la sucesión y se va a iterar en todos los estados.
- Al menos dos elementos de dos estados diferentes deben estar asociados (R).
- Una vez que ha tenido lugar el paso del primer suceso al segundo, el primero se borra y ya no se puede volver a él (flecha del tiempo en física).
Consideremos el primer suceso como la irrupción del sonido en el organismo (en la piel) y la respuesta en forma de reflejo de sobresalto. Este va a ser momento mítico y similar al instante de la visión en el que la mirada está en la zona de posibilidad y ya es agujereada por la voz antes de darse. El agujero será constituyente de la mirada desde lo inconstituido.
Antes de eso es momento de dilucidar la naturaleza de esos sonidos que llegan.
Un signo o representamen es algo que está para alguien por algo en algún respecto o capacidad. Apela a alguien, esto es, crea en la mente de esa persona un signo equivalente o quizás un signo más desarrollado. Ese signo que crea lo llamo el interpretante del primer signo. El signo está por algo, su objeto. Está por ese objeto no en todos los respectos, sino por referencia a un tipo de idea a la que he llamado algunas veces el ground del representamen (Peirce, 1965, p. 228).
El ground es un operador que hace posible el acuerdo entre el juicio perceptual, que siguiendo a Freud sería del orden del cuerpo, y aquello a lo que hace referencia. El ground determina a qué aspecto del objeto se refiere el juicio. El objeto es el cuerpo y el aspecto el asombro (reflejo de sobresalto). A partir de ese momento mítico y lógico se va a constituir una cadena de interpretantes lógicos del sentido como real, y cada representamen va a sustituir en el campo lógico al anterior y de este modo nunca ocupará el lugar del objeto sino como ground o formación sustitutiva. Hay signos que se interpretan como tales al darse el movimiento sonoro con el movimiento corporal, es decir de goce. Y esa cadena de interpretantes lógicos lo único que van a dilucidar es que detrás de una sonoridad, puede haber o no goce, es decir se ha instaurado la posibilidad de sí o no, de 0 o 1 en la lógica binaria. Antes sólo había cero. La letra indicará siempre que puede haber 0 ó 1. Hablamos de real como posibilidad de sentido que se efectúa porque la letra, como el etiquetamiento de la lógica temporal, señala que algo de lo real y lo sonoro tiene relación. La letra no puede hacer de lo real un texto para ser leído pero sí que lo convierte en posibilidad de tener lugar. Cada marca sonora requiere de una referencia porque si no cada una sería un mero suceder sin efectos. La propia empiria demuestra que la carne algo entiende de las marcas cuando atenúa sus respuestas o incrementa el goce (el chupeteo) de las mismas. Hay un principio de constituir el S1 como radicalmente diferentes entre sí. De darse sonidos sin respuestas de la carne asociadas solo habría S1 indiferenciados, sin efectos, vacíos, meramente pulsos o acciones sobre el organismo que se repetirían asociados, E-R repetidos. Pero el kakon es lo que hace diferenciar a la carne entre el enjambre de S1, sin imaginario (no hay todavía Un-cuerpo). No hay S1 diferenciados en la constelación del Otro pero sí se instaura la diferencia en sí en el S1. ¡¡Ah!! Hay algo que ha movido el cuerpo fisiológico, un-alter que se rompe en lo orgánico, que ha irrumpido como lo siniestro, algo que marca un camino decisional del cuerpo entre dos estados, el indiferenciado y el de que algo pasa por el cuerpo orgánico que va más allá de la nutrición y la ausencia de ver que marcaba un destino de ausencia al ser, de ausencia de sujeto. No hay sujeto pero sí su posibilidad desde la lógica, el espacio lógico que diría Wittgenstein, desde la letra, que ha leído las marcas, que las pone en la pizarra, como Lacan hacía, para que otras marcas las lean y digan: ¡ah, eso tiene que ver con la carne!
Así, la letra es lectoescritura en el cuerpo que está destinada a ser leída por la siguiente marca sonora. La letra, como el escribano, siguiendo los premisas de la lógica temporal, etiqueta, escribe en cada suceso que eso de la carne tiene que ver con eso del ruido, y en el siguiente suceso, como presenciausencia, dictará que eso tiene que ver con el primer suceso mítico, que ha sido forcluido, pero que funda una y otra porque la letra como ley, la Letra, dicta que eso del cuerpo tiene que ver con eso del sonido. Una y otra vez. Que hay algo del cuerpo que se sustrae a lo orgánico.
El cuerpo como Uno igual a cero se rompe, ese nonato perezoso se pondrá a trabajar para ganarse la comida, la voz introduce la cultura, no al Otro todavía. La Letra (como ley) rompe la relación asociativa, aristotélica, entre evento sonoro y evento fisiológico, de manera que se instaura una contingencia necesaria entre la inscripción y el acontecimiento de la carne, algo que es posibilitado por su esforzada y constante presenciausencia. Siempre será acontecimiento porque no ha lugar a la predicción fruto de un aprendizaje. Sería algo así como esta fórmula:
I ⁐ a
Ese paréntesis inverso es solo el primer tramo de los signos de conjunción y disyunción de la lógica (∩, U) y que se traducen por “y” e “o”. La contingencia es básicamente el impasse (de ahí también el paréntesis) lógico, que es lo que marca esta relación. Para atrás, la letra, remite a la ausencia y para delante hace de adivinadora que sólo te puede asegurar que hay futuro, que no vas a morir, pero no cuál. Entonces, debemos ver si hay repetición realmente o no. Desde luego como reproducción no, como re-presentación de una ausenciasí. Pero, ¿qué se vuelve a presentar? La letra, en su presenciausencia, vuelve a dar las credenciales para que se presente la representación cosa. En realidad, también podría poner ausenciapresencia pero es menos sonoro. La letra no juega en contra del Das Ding que se ha introducido por la vía sonora en el cuerpo, está de su parte. El Otro del organismo dará lugar al Otro del cuerpo.
Bibliografía
- Freud, S. (1972). Proyecto de una psicología para neurólogos. Tomo I. España: Biblioteca Nueva.
- Freud, S. (1972). Lo inconsciente. Tomo VI. España: Biblioteca Nueva
- Lacan, J. (1957 [1988]). “La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud” en Escritos 1. Buenos Aires: Siglo veintiuno editores.
- Lacan, J. (1972-73 [1995]). “Aun” en El seminario de Jacques Lacan. Libro 20. Buenos Aires: Paidós.
- Margarita Vázquez Campos. Breve introducción a la lógica temporal de en https://mvazquez.webs.ull.es
- Miller, J.A. (2000). El lenguaje, aparato del goce. Buenos Aires: Colección Diva.
- Miller, J. A. (). La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica. Buenos Aires: Paidós.
- Peirce, C.S. (1965). Collected papers (8 vols.). Cambridge: MA Harvard University Press.
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