La siniestra inmortalidad

Por Cristina Marquina.

Dibujo realizado y cedido
por Luis Palacios Derqui.

No te di, Adán, ni un lugar determinado, ni un aspecto propio, ni una prerrogativa peculiar con el fin de que poseas el lugar, el aspecto y la prerrogativa que conscientemente elijas y que de acuerdo con tu intención obtengas y conserves. La naturaleza definida de los otros seres está constreñida por las precisas leyes por mí prescritas. Tú, en cambio, no constreñido por estrechez alguna te la determinarás según el arbitrio a cuyo poder te he consignado. Te he puesto en el centro del mundo para que más cómodamente observes cuanto en él existe. No te he hecho ni celeste ni terreno, ni mortal ni inmortal, con el fin de que tú, como árbitro y soberano artífice de ti mismo, te informases y plasmases en la obra que prefirieses. Podrás degenerar en los seres inferiores que son las bestias, podrás regenerarte, según tu ánimo, en las realidades superiores que son divinas, de acuerdo con la determinación de tu espíritu. [1]

El punto de partida de esta reflexión, está en el concepto de mejoramiento humano, soporte del proyecto transhumanista, como una noción que apunta a determinada angustia inherente al ser humano, angustia que podemos enmarcar en el núcleo particular de lo siniestro (Unheimlich) [2] que esclarece el psicoanálisis.

Transhumanismo y posthumanismo.

Pico della Mirandola es uno de los referentes del transhumanismo, filosofía que reclama para sí la herencia humanista y que, en realidad, abarca muchas orientaciones diferentes. La esencia común y fundamental en todas ellas, es pensar que el hombre está en un momento en el que debe evolucionar, y que esa evolución ha de ser llevada a cabo por él mismo, mediante el uso de la tecnología.

Se puede hablar de transhumanismos particulares: transhumanismo existencialista, extropiano, cosmista, etc. O bien transhumanistas anarquistas, liberales, etc. en función de los valores que entienden deben estar sustentando esa idea de evolución.

La evolución que preconiza, sobreviene llegando al denominado hombre posthumano, previo paso por el hombre transhumano. Propone alcanzar primero el estado de humano biológico mejorado para posteriormente, utilizando nuevos recursos que tendremos disponibles en el futuro, arribar a la condición posthumana –el humano no biológico–. Los medios vendrían dados a partir de, por un lado, tecnologías actuales como la ingeniería genética y la tecnología de la información, y por el otro, tecnologías que se presume disponibles en un futuro cercano como la nanotecnología molecular y el desarrollo de la Inteligencia Artificial [3].

Puesto que consideran que el ser humano no es el mejor estado posible de existencia, hemos de dirigirnos, como especie, a la búsqueda de otro posible estado mejor. Esto supone el cuestionamiento de la condición humana, donde la mente y el cuerpo han pasado a ser considerados objetos no inmutables e intercambiables tecnológicamente. Se trataría de explorar modos posthumanos de existencia que pueden poseer gran valor.

El objetivo declarado de la intervención sobre el ser humano, consiste en lograr la llamada mejora humana (human enhancement), donde el ser humano alcance un estado en el que queden extinguidos tanto la enfermedad como cualquier tipo de sufrimiento, y donde las capacidades, físicas y mentales, puedan ser aumentadas, llegando incluso a excluir la muerte (“la muerte de la muerte”) [4] [5].

Paradójicamente, en este propósito de evolución determinada por el hombre, se unen ciencia y religión [6]. Se entiende que Dios nos ha dado la capacidad para evolucionarnos a nosotros mismos y nos ha otorgado la inteligencia como facultad que ha permitido desarrollar la tecnología indispensable para alcanzar el mejoramiento humano deseado, siendo artífices de nuestra propia evolución. Se convierte así en un deber moral.

No debemos omitir que todo ello debe enmarcarse en la ley del mercado que rige a través, entre otros, de los gigantes tecnológicos denominados GAFA (Google, Apple, Facebook, Amazon). Como exponente, Google a través de su centro de investigaciones CALICO (California Life Corporation), empresa de biotecnología, trabaja para alcanzar la inmortalidad en el año 2045, dirigidos por la mano de Ray Kurzweil, director de innovación e ingeniería, máximo exponente de la filosofía transhumanista. Compañías portavoces de un mensaje mesiánico como señala Gustavo Dessal [7].

Quien añade, “las metáforas que emplean ejercen un extraordinario poder, construyendo un modelo determinista en el que la tecnología es el destino que indefectiblemente tendrá lugar, …, convierten a la tecnología en un orden autónomo, que sigue su propia trayectoria y avanza a su cumplimiento definitivo, diseñando un horizonte de felicidad universal gestionada por la inteligencia artificial” [8].

Freud advertía que la felicidad es irrealizable ya que sólo sería la satisfacción repentina de satisfacciones retenidas y sólo es posible como fenómeno episódico, añadía tres fuentes de sufrimiento humano: “desde el cuerpo propio, que, destinado a la ruina y la disolución, no puede prescindir del dolor y la angustia como señales de alarma; desde el mundo exterior, que puede abatir sus furias sobre nosotros con fuerzas hiperpotentes, despiadadas, destructoras; por fin, desde los vínculos con otros seres humanos” [9].

El sustento imaginario del transhumanismo contiene una desmentida (Verleugnung [10]) de la castración y por ende de la muerte, dada la angustia que suscita en el ser humano, y que concibo enmarcada desde lo siniestro, sobre todo cuando contemplamos el avance de la ciencia y de la tecnología como destino, con la simplificación a datos y algoritmos que practica sobre el hombre y su deseo, y la certeza de que la tecnología nos llevará a ese fin de completud absoluta.

Ese movimiento de desmentida nos lleva a la presencia invisible de la pulsión de muerte, “evoca la monotonía de un árido paisaje caracterizado por la repetición compulsiva de lo mismo, … El precio a pagar es el que exige siempre la pulsión de muerte, la extinción de todo aquello que es ligazón, trama, urdimbre entre elementos. El precio a pagar es la escisión del yo”, en último término, cerrar los ojos a nuestra condición de seres en falta, que faculta precisamente la desmentida [11].



Lo siniestro u ominoso.

El primer paso que dará Freud para introducirse en la comprensión de lo ominoso (Unheimlich), será tratar de buscar un núcleo específico que lo distinga de la angustia de la cual forma parte.

Roger Dadoun, propone «inquietante familiaridad» como traducción, permitiendo con ello conservar tanto su aspecto Heim (familiar) como la relación entre los términos de Unheimlich y Heimlich, relación de analogía similar a la mantenida por las dos grandes instancias Unbewusst, lo inconsciente, y Bewusst, lo consciente. El terror se aloja en la misma familiaridad [12].

Esa familiaridad se encuentra en estados tan naturales como el reposo (sueño) o la visión de los muertos, pero son estados que necesitan una explicación, lo que condujo a la creación de una visión animista del mundo como respuesta, como indicó Freud [13]. Para los primitivos “la perduración de la vida —la inmortalidad— era lo evidente”, y posteriormente añadirá “en el inconciente cada uno de nosotros está convencido de su inmortalidad” [14].

La percepción de la muerte del ser amado (y, al mismo tiempo, odiado) se configura como la experiencia singular que no permite desmentir (Verleugnung) la muerte, y que proporciona el desvío hacia una creencia [15].

De ese convencimiento surge la representación del doble, inicialmente como alma inmortal, que, si en un primer momento, se configura como una seguridad contra el sepultamiento del yo, posteriormente, una vez superado el narcisismo infantil del cual nace, se convertirá en ominoso anunciador de la muerte [16].

El recurso a la duplicación de los elementos es una defensa contra el aniquilamiento del yo, y frente a la angustia de castración, y posee un correlato en el sueño “que gusta de expresar la castración mediante duplicación o multiplicación del símbolo genital” [17].

Angustia de castración que remite a la angustia de muerte, puntos de vista desde los que se enmarca la angustia en la segunda teoría pulsional. Tanto la percepción del sujeto muerto como la percepción que el niño tiene del genital femenino, produce un rechazo enérgico, una desmentida, movimiento inherente al proceso de subjetivación, que posee un trasfondo en el que aparece una figuración paterna [18].

Bien sea desde el doble, desde la angustia de castración o desde el narcisismo infantil, que Freud destaca en el sentimiento de lo siniestro, nos dirigimos a esa formulación del superyó, instancia autocrítica que trata al yo como objeto y que “se vuelve notoria para nuestra conciencia como «conciencia moral»” [19]. Se añaden así nuevos contenidos a la representación del doble, y se convierte en una instancia capaz de crítica y de observación de todos aquellos componentes que pertenecen al viejo narcisismo superado.

Hemos de recordar que para Freud el inicial desamparo (Hiflosigkeit) del ser humano será “la fuente primordial de todos los motivos morales” [20]. La primera figuración posible de ese “superyó” podemos encontrarla en la vivencia de satisfacción, donde ya han quedado registrados para el ser humano como motivos compulsivos, el dolor y la satisfacción, “motor de la defensa [rechazo] primaria” y “atracción de deseo primaria” respectivamente [21], pero también la primera comunicación (entendimiento).Desamparo que funda al sujeto en una precariedad y que lo siniestro nos retorna, de forma súbita.

Si atendemos a lo que Freud articula en el Proyecto, el principio de realidad es, según Lacan [22], ejercido de manera esencialmente precaria, y las imágenes de la muerte, de lo femenino y la compulsión de repetición no hacen más que traernos de frente esa precariedad provocando el sentimiento de siniestro. Encontramos la fuerza de la realidad psíquica frente a la realidad material. … el aparato que sostiene los procesos segundos contornea los desencadenamientos de catástrofes que acarrea fatalmente un tiempo de más o de menos el dejar librado a sí mismo el aparato de placer. [23]

Y Lacan añade que el “principio de realidad” funciona, de hecho, aislando al sujeto de la realidad, puesto que la estructura del ser vivo está dominada por el principio de homeostasis, de aislamiento en relación a la realidad. Será una profunda subjetivación del mundo exterior, tamizado por el deseo, de manera que la realidad no es percibida como tal.

Para concluir respecto a la figura del doble señalar cómo Freud lo retrotrae a fases singulares de la historia del desarrollo del sentimiento yoico de una regresión a épocas en que el yo no se había deslindado aun netamente del mundo exterior, ni del Otro. Creo que estos motivos contribuyen a la impresión de lo ominoso…” [24].

Pero igualmente podemos pensar en la indistinción inicial entre el yo y el no-yo. Para Freud el sentimiento de extrañeza (lo siniestro) y la despersonalización forman parte de la misma categoría; más allá de la angustia, lo siniestro nos conduce a la despersonalización, a la escisión del yo, a una desestructuración del yo. “Se las observa en dos formas: o bien es un fragmento de la realidad el que nos aparece ajeno (fremd) [25] o bien lo es uno del yo propio. En este último caso se habla de «despersonalización»”[26]

Para finalizar, señalaremos la visión de Kristeva, quien define el sentimiento de lo siniestro o «inquietante extrañeza» como una primera proyección y elaboración de la pulsión de muerte, dice así: “Desde el inconsciente erótico y mortífero, la inquietante extrañeza -proyección al mismo tiempo que elaboración primera de la pulsión de muerte- que anuncia los trabajos del «segundo» Freud, el de Más allá del principio del placer, instala la diferencia en nosotros bajo su forma más desconcertante, y la da como condición última de nuestro ser con los otros” [27].



Conclusiones.

La “mejora humana” como punto de partida del proyecto filosófico y económico transhumanista lleva a tratar de trasponer/desmentir los tres factores que Freud destacó como motivadores del sufrimiento humano y que convierten “la felicidad” en algo irrealizable.

Señaló, en primer lugar, como fuente de sufrimiento, el cuerpo, germen de ruina y degradación y necesitado del dolor como señal de alarma. Los cyborg vienen a ser la réplica humana que elimina esa fuente de sufrimiento, donde se introduce la tecnología que propicia un “cuerpo” inmortal, podríamos pensar como doble inmortal que ajeno al deterioro y a la sexualidad elimina la angustia de la castración y de nuestra mortalidad.

Desde el mundo exterior que puede abatir sus furias contra nosotros, quizás uno de los mayores efectos de la pandemia por el Covid19 haya sido el que nos haya devuelto el sentimiento de desamparo y de impotencia frente a la naturaleza, el mensaje en este caso continuamente repetido es que la tecnología nos ha salvado, colocando así un protagonismo y una capacidad “salvadora” a la tecnología y olvidando que son las personas las que manejan dicha tecnología.

La tercera fuente de sufrimiento que señala Freud es, por último, los vínculos con otros seres humanos, ese Otro que es a la vez ajeno y cercano. Fuente tanto de odio como de amor, igual y diferente y como señala Kristeva la inquietante extrañeza … instalando la diferencia en nosotros bajo su forma más desconcertante es la condición última de nuestro ser con los otros. Y la virtualidad crea un mundo donde podemos engendrar nuestro propio ser, un mundo “real” donde poner en acto y desplegar nuestras fantasías.

En definitiva, motivos que para el hombre se convierten en fuente de lo ominoso, de lo siniestro porque anidan en nuestro inconsciente y provocan una sensación de inquietante familiaridad. Terror y angustia frente a aquello que hiere nuestro narcisismo y que nos hace sentir la división y fragilidad en la que nos estructuramos como seres humanos.



Notas y referencias bibliográficas

[1] Pico della Mirandola. (2008 [1486]). Discurso sobre la dignidad del hombre (Oratio de hominis dignitate), ed. Winograd. p. 207.
https://www.departamentoesteticas.com/SEM%201/PDF/2020/PUB/TOTAL%20PICO%20DELLA%20MIRANDOLA.pdf

[2] Freud, S. (1919). Lo ominoso. Obras Completas Sigmund Freud. tomo XVII. ed. Amorrortu. pp. 215-253.

[3] Bostrom, N. (2003). Human Genetic Enhancement: A Transhumanist Perspective, Journal of Value Inquiry, vol. 37, no. 4. pp. 493-506. https://doi.org/10.1023/B:INQU.0000019037.67783.d5. Citado por Misseri, L.E. (2017). Añicos de humanidad: Black Mirror y el transhumanismo. Verba Volant. Revista de Filosofía y Psicoanálisis. Año 7, no. 2. p. 94. https://publicacionescientificas.uces.edu.ar/index.php/FiliyPsi/article/view/363.

[4] Debo agradecer esta referencia a Manolo Pérez: ADN Omni. (4 de abril de 2015). Tecnocalipsis I: Transhumanos. Director: Frank Theys. https://www.youtube.com/watch?v=Mz0Egr6zMtY.

[5] Se puede encontrar la Declaración Transhumanista en https://humanityplus.org/philosophy/philosophy-2/

[6] ADN Omni. (6 de abril 2015). Tecnocalipsis III: El Mesías Digital. Director: Frank Theys. https://www.youtube.com/watch?v=1riqwX2wecs.

[7] Dessal, G. (2019). Inconsciente 3.0. Lo que hacemos con las tecnologías y lo que las tecnologías hacen con nosotros. Colección +Otra. Xoroi ed. p. 79, nota.

[8] Ibid. p. 22.

[9] Freud, S. (1930 [19291). El malestar en la cultura. Obras Completas Sigmund Freud. tomo XXI. ed. Amorrortu. pp. 76.

[10] Verleugnung: este término tiene dos traducciones clásicas, la primera es la de López Ballesteros, quien tradujo renegación, y la segunda es la de José Luis Etcheverry, quien tradujo desmentida.

En el Diccionario de términos alemanes de Freud deLuiz Alberto Hanns (1996, Buenos Aires: Lumen), lo encontramos con la traducción de desmentida o negación. Distingue entre Verleugnung: negación, desmentida y Verneinung: negación, denegación. La connotación del verbo sería la de “negar la presencia-existencia”, se trata de decir que “no está allí”. … lo desmentido es la propia existencia del objeto. p. 324 y ss.

[11] Chamorro, E. (2007). La (im)posible articulación entre represión y desmentida. Psicoperspectivas. Revista de la escuela de psicología facultad de filosofía y educación pontificia. Universidad católica de Valparaíso. vol. VI. 2007. p. 38. http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=171016572004> ISSN 0717-7798.

[12] Dadoun, R. (1984). Freud. ed. Argos Vergara. p. 265 y ss.

[13] Freud, S. (1913 [1912-13]). Tótem y tabú. Algunas concordancias en la vida anímica de los salvajes y los neuróticos. Obras Completas Sigmund Freud. tomo XIII. ed. Amorrortu. p. 80.

[14] Freud, S. (1915). De guerra y de muerte. Temas de actualidad. Obras Completas Sigmund Freud. tomo XVII. ed. Amorrortu. pp. 290.

[15] Chamorro, E. (2010). Anotaciones a un texto de Freud recientemente aparecido: “Nosotros y la muerte” Revista de Psicoanálisis Asociación Psicoanalítica Argentina. Tomo LXVII. Diciembre, 2010. Número 4. p. 557.

[16] Freud, S. (1919). op. cit. p. 235.

[17] Freud, S. (1919). op. cit. p. 235.

[18] Cf. Chamorro, E. (2007). op. cit. p. 38.

[19] Freud, S. (1919). op. cit. p. 235.

[20] Freud, S. (1950 [1895]). Proyecto de psicología. Obras Completas Sigmund Freud. tomo I. ed. Amorrortu. p. 263.

[21] Ibid. p. 267.

[22] Lacan, J. (2003 [1959-1960]). Seminario 7. La Ética del psicoanálisis. Paidós ed. p. 23.

[23] Lacan, J. (2003 [1962-1963]). Seminario 10. La angustia. Paidós ed. p. 83.

[24] Freud, S. (1919). op. cit. p. 235.

Fremd puede ser traducido como desconocido incognito, hace referencia también, a lo extraño y ajeno. Diccionarios Modernos Herder. Aleman-Español. 1982. Recordemos que lo siniestro es algo que en principio se configura como algo ajeno y extraño pero que pertenece a nuestro propio mundo interior y, por tanto, algo familiar. ‘Se llama unheimlich a todo lo que estando destinado a permanecer en el secreto, en lo oculto, (…) ha salido a la luz’ (Schelling)».

[25] Freud, S. (1936) Carta a Romain Rolland (Una perturbación del recuerdo en la Acrópolis). Obras Completas Sigmund Freud. tomo XXII. ed. Amorrortu. p. 280.

[26] Kristeva, J., Vericat, I. (1996, abril 1). Freud: “heimlich/unheimlich”, la inquietante extrañeza. Debate Feminista, 13. https://doi.org/https://doi.org/10.22201/cieg.2594066xe.1996.13.