Por Ivana Maffrand
En nuestro trabajo en el CPAdo [1] es habitual que las demandas lleguen bajo el signo de la urgencia, de algo que se ha precipitado.
Recibimos cada caso en su singularidad, como corresponde a la práctica psicoanalítica, sin obstáculo institucional alguno más allá de la limitación temporal y la gratuidad en las que hemos enmarcado el dispositivo.
Trabajamos en equipo haciendo una lectura y tratando de extraer una lógica propia de cada caso que recibimos. Además, consideramos preciso el análisis y el control individual de cada practicante. Es sobre este punto que propongo una reflexión.
Éric Laurent, en su libro Estabilizaciones en las psicosis, da unas indicaciones muy precisas y útiles sobre los riesgos de que, en determinadas circunstancias, el analista pueda deslizarse de su lugar en el discurso.
Laurent considera una exigencia a los analistas la de ubicar su posición en la transferencia que es, según lo estableció Lacan con la escritura del discurso del analista, la del objeto (a) que puede producir en el analizante la división subjetiva.
A partir de ahí, se refiere Laurent a la dificultad que suponen para el analista aquellos casos en los que el analizante se presenta colocado del lado del objeto, provocando la división del analista, quien vira entonces de su posición. Podemos así dibujar las dos tentaciones que experimenta el analista: la primera es la de la contratransferencia, es decir, su propia división causada por el analizante, quedando así hipnotizado por el sujeto que ocupa ese lugar de objeto, objeto de tormento, siempre torturado por el Otro; la segunda, en cambio, consiste en ubicarse como amo, tentación de la cual hay que mantenerse a distancia [2]
Estas indicaciones me han servido, personalmente, de valiosa orientación frente a ciertas demandas que están llegando y que podemos llamar clínica de las urgencias. Son casos de desanudamiento subjetivo, más allá de la estructura de que se trate y que tendremos en cuenta. Actos de diversos tipos, abandonos, violencias, abusos, caídas, desamparo… son fenómenos que pueden provocar por su gravedad la división del practicante, deslizándolo de su posición en el discurso.
En mi opinión nadie está a salvo de los posibles deslizamientos a los que Laurent se refiere, ya se sitúe en institución, en consulta privada o allí donde instale el discurso analítico, en sí mismo portátil.
El hecho de estar, cada uno, advertido de estos riesgos favorece nuestra tarea: la de invitar al adolescente o joven a elevar el fenómeno con que se presenta (o con que nos lo presentan) a la categoría de síntoma, provocando en él un deseo de saber.
Partiendo de la definición freudiana del síntoma como “solución de compromiso” nos planteamos ¿qué es lo que está ahí comprometido para ese sujeto en particular? ¿en qué está atrapado? ¿cuál es su urgencia subjetiva? ¿cuál es su implicación en lo que le ha ocurrido?
Para tratar de responder a todo eso, no se trata para nosotros de dirigir al joven hacia una búsqueda de sentido, se trata más bien de implicar a cada uno en la lectura de lo suyo, siguiendo la indicación de Jacques-Alain Miller en su alocución Leer un síntoma [3]
Un ejemplo:
E, una adolescente de catorce años, llega al centro después de una escena ocurrida en clase a partir de la cual la orientadora escolar, avisada por el profesor, sugiere a los padres la consulta.
Entró en crisis en el aula, con la irrupción de un picor en los brazos y el cuello por el que empezó a rascarse, primero “normal” y después de forma violenta y compulsiva, llorando y agitada, según relata en la primera entrevista. Su compañera de mesa y su profesor tienen que contenerla físicamente para frenar los arañazos que se estaba haciendo.
Dice que no era la primera vez que tenía una crisis en la que se había hecho daño, habla de unos cortes “accidentales” en las palmas de las manos y de otros, provocados, en los brazos.
Me intereso por la escena de clase ¿qué había pasado? esa mañana le habían dicho algunas notas parciales del primer trimestre. Por primera vez suspendió varias asignaturas. Los estudios son muy importantes para ella, no sabe qué le está pasando.
Le propongo volver a venir la semana siguiente.
“Sí”, confirma, “estaba disgustada”, “las cosas no me van bien”
Se inicia en ese punto un ciclo en el dispositivo para E. Es una invitación a hablar, a leer, invitación que vehiculiza un deseo y que permite al sujeto situarse y mantenerse en el orden de la palabra.
Notas
[1] Centro Psicoanalítico de Atención a adolescentes y jóvenes. Dispositivo de atención psicoanalítica situado en el distrito de Chamartín en Madrid. Codirigido por Gabriela Medin e Ivana Maffrand, integrantes del equipo clínico junto a Beatriz García y Laura Junquera.
[2] Laurent, Eric. Estabilizaciones en las psicosis. Ed. Manantial, 1991. Pp 32, 33
[3] Jacques-Alain Miller, Leer un síntoma. Discurso pronunciado en la clausura del congreso de la NLS celebrado en Londres en abril del 2011.
Nota: Actualmente, en tiempo de pandemia y confinamiento, hemos tenido que recurrir al medio virtual para no interrumpir la atención. Estamos funcionando en unas condiciones hasta ahora inexploradas a la espera de recuperar la atención presencial, el cuerpo a cuerpo propio del psicoanálisis.