La personal síntesis de las XVIII Jornadas de la ELP “La discordia entre los sexos”,
Por Rocío Bordoy.
Las XVIII Jornadas de la ELP tuvieron lugar en Valencia, terminaron apenas hace unas horas, bajo un título tan interesante y de actualidad (¿no lo está siempre?) como “La discordia entre los sexos”.
Tras la apertura, por parte de Carmen Carceller, y Marta Serra, quienes señalaron que hay discordia, no hay relación, sino suplencias sintomáticas en torno a ello, la conferencia inaugural de Eric Laurent (a quien damos la enhorabuena por su próximo nombramiento como Doctor Honoris Causa por la Universidad de Córdoba, Argentina, motivo por el cual no pudo asistir personalmente a las Jornadas) situó algunos puntos acerca del feminismo y su encuentro con la no relación sexual; por una parte, la denuncia del feminicidio, que cobró relevancia mundial a raíz de los asesinatos de Susana Chávez Castillo, en México y de Wanda Taddei en Argentina, ocurridos en enero y febrero de 2010, por otra, el debate sobre qué es una violación a través de movimientos como el #metoo y la particular situación que se vive en las universidades americanas, con la recurrencia al término “microagresiones” como una tarea purista de la búsqueda de lo políticamente correcto que proviene de un exceso en la cultura de la seguridad.
Por último, la importancia del movimiento trans y del uso del lenguaje inclusivo como particularidades de la época que tratan de enmascarar la no relación sexual. Esto es, la no aceptación de que la relación sexual supone que el otro se convierte en un medio de goce del propio cuerpo, un síntoma. Y que, a su vez, uno es un objeto de goce para el otro.
Interesantísimas las presentaciones de caso simultáneas, que siempre nos confrontan con el no-todo: hay que escoger, y no fue tarea fácil. En esta ocasión, en cada mesa, además de quienes presentaban los casos y quien presidía la mesa se encontraba un Más uno, que favorecía el diálogo y la incorporación de otras aportaciones al trabajo presentado.
¿Y qué decir de los Testimonios de las AE Victoria Horne, Irene Kuperwajs y Florencia Shanahan? Evidentemente, que hicieron un gran trabajo, y que despertaron, nuevamente el deseo de lograr llegar al final de análisis de muchos de quienes estábamos en la sala. Muestra de la voluntad de seguir trabajando también fueron los trabajos de Lidia Ramírez, Marta Serra y Patricia Tassara, en sus modos de arreglárselas con la discordia.
Las dos mesas finales, sobre Formas actuales de la discordia (coordinada por Gustavo Dessal y en la que participaron Pepa Freiría, Celeste Stecco y Manuel Montalbán) y sobre la Orientación de la cura, (que coordinó Xavier Esqué y en la que participaron Enric Berenguer, Manuel Fernández Blanco y Mercedes de Francisco) abrieron importantes temas como el “odio, luego existo” y la impunidad de las palabras, la soligamia como nueva forma de goce, la desvirilización del mundo, que apuntaba Manuel Montalbán, en lugar de “feminización del mundo”, y la discordia fundamental, señalaba Manuel Fernández Blanco, que es la del propio cuerpo, en el intento de situar un orden en la juntura más esencial de la vida.
Fueron unas jornadas muy provechosas, y a las que hay que dejar reposar y repensar por el alto nivel de contenidos.
Sin embargo, hubo algo muy diferente en esta ocasión, en mi opinión. Algo que, según pude constatar más adelante, no dejó indiferente a nadie. Se trata de la conversación sobre Poesía Sonora, “Lalengua y el cuerpo de la letra” que Miquel Bassols llevó (me resisto a escribir “mantuvo”) de forma magistral con Bartolomé Ferrando, performer y poeta visual, profesor titular de performance y arte intermedia en la facultad de Bellas Artes de la Universidad de Valencia.
Tal era el nivel de concreción con el que Bartolomé situaba su relación con la materialidad del sonido, tal la precisión de las preguntas de Bassols, que más que una entrevista en ocasiones tenía visos de presentación de enfermos, salvando las distancias. Y, sí, en la conversación dejaron constancia de los sonidos que son “como saetas que se clavan en el cuerpo”, y que, aún sin significación, pueden tener efectos de sentido en algunas personas. Ferrando comentaba “me meto en un terreno que desconozco y parece que ahí llego […] a movilizar al otro”. Y creo que, en nuestro caso, y pese al escepticismo inicial, a muchos consiguió movilizarnos, en su dúo posterior con Laura Tejeda, en el que nos mostraron algunos ejemplos de su modo de hacer con los sonidos.
Al terminar, y a lo largo del día siguiente tuve la oportunidad de preguntar a varias personas por la experiencia; encontré sobre todo sorpresa ante algo tan diferente, dificultad para darle un lugar, en algunas ocasiones (las menos) el rechazo y el disgusto absolutos, y, por fin, di con alguien que me habló de lo que ocurrió en su cuerpo al escucharlo. ¡Qué alegría me diste, Marisol!
Por mi parte, se activaron en mi cuerpo algunas de las sensaciones experimentadas en el mundo de la danza; hace unos quince años presentamos un pequeño espectáculo en el Primer Certamen de Danza Contemporánea Ciutat de Palma, de la mano de Paolo Ruschel, llamado “Las raíces del grito” en homenaje a Lorca, en el que, para la preparación del mismo, los cinco o seis bailarines pasamos meses deconstruyendo frases, palabras, sonidos, gestos que los acompañaban, hasta reproducirlos sintiendo la vibración en cada fibra del cuerpo y su repercusión, descoyuntando el tiempo, el sentido y en algunos momentos, sintiendo que aflojaba la cordura. Compartiendo espacio, cada uno concentrado en su cuerpo, pero de vez en cuando, siendo tocado por un sonido, por un silencio, por una respiración del otro.
Reconozco que, durante la actuación de Bartolomé y Laura, pasé gran parte del tiempo deseando moverme (lástima de suelo enmoquetado, que no catamos), y sin comprender cómo hacían los demás para estarse quietos, sentados. En cualquier caso, reencontrar la frase Meterles plomo en la cabeza, y verles caminar recto, una de las que trabajaron Laura y Bartolomé, me recuerda que aunque a veces se me líen los conceptos de significante, significado, lalangue, goce, y tantos otros, las experiencias de lo que significan impregnan mi cuerpo.
Antes de terminar, y tras los agradecimientos a todo el trabajo realizado, el presidente de la ELP, Óscar Ventura desveló el lugar en el que se llevarán a cabo las XIX Jornadas; Málaga, en noviembre de 2020, recuerden.
Debe estar conectado para enviar un comentario.