Notas para no olvidar la revuelta chilena

Por Nicol A. Barria-Asenjo.



Introducción.

Como es bien sabido, desde temprana data el programa de una “revolución del proletariado” [1] y para el proletariado, se sostenía desde la superación de la barrera impuesta por las clases dominantes y en última instancia el giro radical que active la “dictadura del proletariado”[2] para que este último llegue al poder desencadenando así una apertura diferente, consagrándose los fines impostergables de su constitución. No obstante, la rápida modificación y transformación que los modelos dominantes han sufrido con el paso del tiempo han generado el escenario contrario, siendo cada vez más extensas y variadas las formas de colonización que los modelos neoliberales generan sobre los individuos y las estructuras políticas.

Este panorama deja como dilema pendiente la concreción de los programas que década a década parecen renovarse, pero no son llevados a la práctica quedando en el papel que solo es leído entre los grupos de intelectuales. En nuestros días, es la coyuntura política la que nos lleva de retorno al pasado para esbozar aproximaciones de lo que deviene con el paso de la historia.

Recorrido por el Chile Neoliberal…

A partir de lo anterior, es posible afirmar que solo en la medida que conseguimos excavar y no perder de vista el pasado, logramos aportar y comprometernos con el futuro; esta postura clásica la historia como disciplina lo sabe bien, recordemos que Chatelet (1989) escribió: “el saber histórico constituye la iluminación privilegiada gracias a la cual la práctica humana afirma su poder” (p. 53) [3].

Para complementar la perspectiva anterior, Michel de Certau (1894) [4] postuló que las nociones de “historia”, “memoria” y “relaciones” colisionan en toda estructura politizada consciente o inconscientemente, directa o indirectamente. [5]

¿Pero, por qué la historia en tiempos inminentemente políticos? La clave de nuestros tiempos es que los modelos capitalistas solo responden a una acumulación histórica, siendo esta la base constitutiva que permite fundar una y otra vez de manera sistemática el mito característico que subyace a estos programas y que da paso a su perpetuación. Este fenómeno fue descrito por Mark Fisher (2009) en su libro “Realismo capitalista: ¿No hay alternativa?”[6] en el cual identificaba la presencia innegable de una aceptación generalizada y avasalladora de que el capitalismo no tiene alternativas posibles y que es ese el mito que permite su mantenimiento.

Prueba de ello, es lo que acontece en el Estado de Chile, donde el paso de la historia ha logrado encriptar y por otro lado, afortunadamente disolver significantes fuertemente politizados.

Los significantes: “Fuerza Policial” (Fuerza de Orden y seguridad pública de Chile[7]) y “Fuerza militar” (Fuerzas Armadas de Chile (FF. AA))[8], atraviesan y colonizan la lucha discursiva correspondiente al periodo comprendido entre 1970 hasta el año 2019. En este sentido, es menester definir que la constitución del Estado chileno posee una estructura político-policial-económica, sobre esta suerte de tríada, se articula el funcionamiento, consecuencias y procesos de revuelta desplegados a través del tiempo.

El punto fundacional de esta estructura se inicia en el año 1973 cuando los significantes “Augusto Pinochet”, “Dictadura” y “Jaime Guzmán” darían paso a un nuevo modelo y sistema.

En el año 1977 la creación de la Constitución Política de Chile, fue encargada a la “Comisión de Estudios de la Nueva Constitución” conformada por un grupo de 12 personas, designadas por la Junta Militar. El anteproyecto redactado por ese grupo fue modificado por el Consejo de Estado, también designado por la Junta, y finalmente por el propio general Pinochet.

La finalidad de este documento era asegurar la subsistencia del modelo que se implantaba en el país, dejando suspendida la capacidad de libertad futura respecto de las decisiones económicas que podrían amenazar a tal modelo, las demandas democratizadoras desde el momento en que comenzaba a regir la Carta Magna eran censuradas y limitadas.

En pleno Estado de Excepción se dio la ilusión de una libertad electoral, cínica, y que aseguraba el resultado del proceso – la continuación de la Dictadura- a su vez, servía como método para revestir de “legitimidad” [9] su permanencia en el poder, continuando así con su Dictadura Cívico-politica.

A propósito de significantes, es necesario considerar “Octubre” como un mes chileno, en el cual se vivirán sucesos trascendentales y giros radicales en tanto historia política del país.

Fue precisamente este mes, en específico un 24 de Octubre del año 1970 el día en que se ratificó la victoria de Salvador Allende, en su discurso del triunfo realizado el 4 de septiembre del mismo año, mencionaba:

Dije, y debo repetirlo: si la victoria no era fácil, difícil será consolidar nuestro triunfo y construir la nueva sociedad, la nueva convivencia social, la nueva moral y la nueva patria.

Pero yo sé que ustedes, que hicieron que el pueblo sea mañana gobierno, tendrán la responsabilidad histórica de realizar lo que Chile anhela para convertir a nuestra patria en un país señero en el progreso, en la justicia social, en los derechos de cada hombre, de cada mujer, de cada joven de nuestra tierra.

Hemos triunfado para derrotar definitivamente la explotación imperialista, para terminar con los monopolios, para hacer una seria y profunda reforma agraria, para controlar el comercio de importación y exportación, para nacionalizar, en fin, el crédito, pilares todos que harán factible el progreso de Chile, creando el capital social que impulsará nuestro desarrollo (Allende, 1970)[10]

50 años más tarde, nuevamente en el mes de octubre, el 18 de octubre del 2019, las masas populares alzarían la voz, exhibiendo las injusticias al mundo entero, se sublevaron contra todo ente dominante dejando a la élite política en una crisis que solo concluiría un año más tarde con la disolución de la Constitución Política en conjunto con la colonización neoliberal presente en las estructuras más significativas. El pueblo creó nuevos significantes característicos del pueblo y los reemplazó por los dominantes, destruyendo a su paso todo resto de la historia traumática que se pretendía dejar atrás.

Ese aparente final llega el 25 de octubre, y trae consigo a su vez la disolución de los significantes represivos, cargados de impunidad y construidos desde la impunidad de sus crímenes y vulneración a los derechos humanos.

El 18 de octubre del 2019, o el 25 de octubre del 2020 no son días más en el calendario chileno, son parte de la ruptura histórica y simbólica que el pueblo decidió emprender. Es en estas dos fechas que se demostraba la debilidad y la posibilidad de destruir un modelo que se mantenía con una etiqueta de indisoluble. El modelo neoliberal implantado por los Chicago Boys, quedaría confrontado con la potencia de las voces populares y las demandas de las clases explotadas. Lo que deviene en nuestra actualidad es una auténtica carrera anti-neoliberalista, por ello, Sebastián Piñera, es otro de los significantes que deben disolverse en su totalidad, un presidente ilegitimo contamina de ilegitimidad a todo su gobierno.

Concluyendo…

El recorrido previamente expuesto, no contiene muchos elementos favorables; tanto el pasado como el presente, en el Estado chileno han prevalecido estructurados desde el dolor, la deshumanización, la vulneración de derechos y en última instancia una fuerte segregación y represión.

Todo lo que devino como consecuencia del “Despertar chileno” trajo una apertura diferente, una tercera opción que entrega elementos y características nuevas para el porvenir de Chile, en especial, para el pueblo chileno. En medio de la coyuntura política se vuelve necesario un retorno a los olvidados, a todos aquellos que han sufrido en el cotidiano el impacto de la historia subterránea de Chile, porque detrás del progreso y el avance, detrás de las favorables cifras que hacen de Chile un país admirable a nivel económico, se esconden las muertes por la vulneración de derechos, los que mueren en el olvido, en cárceles, o simplemente por hambre. Todos aquellos que desde el momento de nacer deben comenzar a nadar contra la corriente para intentar sobrevivir, la responsabilidad ético-política, es con ellos, con los que son tachados de desechos, aquellos a los cuales se les exige que se esfuercen un poco más, porque las consecuencias del modelo chileno no son positivas, las consecuencias del sistema son los pobres, y a partir de su sacrificio constante el sistema se transforma y se mantiene.

Notas

[1] Karl Marx y Friedrich Engels (2001). El manifiesto Comunista. México: Centro de Estudios Socialistas Carlos Marx.

[2] Perry Anderson (1981). Las antinomias de Antonio Gramsci: Estado y revolución en Occidente. Barcelona: Editorial Fontamara

[3] Chatelet, F. (1989) “El tiempo de la historia y la evolución de la función historiadora”, en Preguntas y réplicas. En busca de las verdaderas semejanzas, Fondo de Cultura Económica, México, pp. 21-53.

[4] De certeau, M (1984) Certeau, “Débat autour du livre de Paul Ricoeur: Temps et Récit”, en Confrontations. Citado en Dosse, F (2009) Paul Ricoeur y Michel de Certeau. La historia: entre en decir y el hacer. Buenos Aires: Nueva Visión.

[5] Estas nociones y concepciones de “Historia” toman una postura antagónica respecto de la aproximación Hegeliana donde se encuentra una “metafísica de la historia” que posteriormente es derribada por Karl Marx (1999) cuando plantea: “La filosofía de la Historia no es más que la historia de la Filosofía, de su filosofía propia. No existe ‘la historia según el orden de los tiempos’; no hay más que ‘la sucesión de las ideas en el entendimiento ‘” (p.25) Recuperado de: Karl Marx (1999) Miseria de la filosofía. Contestación a la “Filosofía de la miseria” de Proudhon, Ediciones Folio, Navarra.

[6]Mark Fisher (2009). Realismo capitalista: ¿No hay alternativa?. Editorial John Hunt Publishing

[7] Las Fuerzas de Orden y Seguridad Pública de Chile están compuestas exclusivamente por Carabineros de Chile y la Policía de Investigaciones. Recuperado de: https://es.wikipedia.org/wiki/Fuerzas_de_Orden_y_Seguridad_de_Chile#:~:text=Las%20Fuerzas%20de%20Orden%20y,en%20el%20interior%20del%20pa%C3%ADs.

[8] Las fuerzas armadas de Chile se constituyen por el ejército, la armada y la fuerza aérea y son dependientes del Ministerio de Defensa nacional.

[9] Entenderemos el concepto de “Legitimidad” asociado a la aproximación del francés Nicos Poulantzas “Poder político y clases sociales en el Estado capitalista”, Ediciones Siglo XXI (Mèxico, Chile, Argentina, España). Donde se define como formas de relación humana, relaciones que terminan por dar origen a la cultura de una sociedad.

[10] Recuperado de: https://www.marxists.org/espanol/allende/1970/05-09-70.htmCIFRAS