Reseña a La política de todes de Holly Lewis

Por Javier Norambuena Ureta

Algo de la vida contemporánea presenta desafíos para reflexionar sobre la sexuación, sus discursos y las posibilidades clínicas. Hay algunos libros que arrojan pistas y claves de lectura, contextualizaciones del momento en que se mueven los discursos y explicaciones en torno a la política, y desde luego, de la política de los cuerpos sexuales conformando nuevos procesos de subjetivación. 

En La política de todes. Feminismo, teoría queer y marxismo en la intersección [1], la filósofa norteamericana Holly Lewis revisa detalladamente la tensión teórica entre las distintas perspectivas académicas sobre los estudios de género en la época neoliberal. 

Las preguntas que sostienen la escritura de La política de todes son “¿cómo reconcilia el paradigma marxista su visión de la inclusividad con la alteridad sexual y de género? ¿cuáles son las condiciones materiales que determinan la política del sexo y del género, y cómo se relacionan con el capitalismo y el anticapitalismo?”. Inaugura así la propuesta de una epistemología del punto de vista marxista, que no es “una política de la identidad […] no está basada en la identidad; está basada en la posición” trasfondo para los vectores de interpretación en donde tienen lugar las contradicciones de la vida económica de los tiempos actuales.  

Los dos primeros capítulos Los términos del debate y Marxismo y género describen el recorrido por las etiologías de la categorización sobre lo homosexual en el siglo XX, desde el uranismo de Karl Heinrich Ulrichs, la cultura butch/femme a mediados de los 50, hasta el desarrollo de las políticas del sida en los 90 y la simultánea constitución del término queer versus los estudios de género. 

En esta visión general de lo contemporáneo, caracteriza lo importante de la correlación trabajo y sexuación “el trabajo ha sido mundializado y feminizado. La política feminista, la política queer y la política trans no son ajenas a estos debates, porque las mujeres, las personas queer y las personas trans no están fuera del sistema económico global”. Esto es importante a la luz de una mutación en el paradigma queer en tiempos neoliberales “esta feminización supone ser un objeto de intercambio”. 

El tercer capítulo Del nacionalismo queer al marxismo queer pone el énfasis en entender “la raza, la clase social, la nación, el género, la sexualidad y la discapacidad como un conjunto de diferentes vectores con capacidad de interseccionar”. Estos vectores, constitutivos de un “modelo vectorial de opresión” delimita “una teoría unitaria de la opresión por medio del cuerpo individual, el cuerpo que experimenta las opresiones y privilegios que le atraviesan”. Vectores, en la argumentación de Lewis, difíciles de reconciliar entre “el modelo vectorial de la opresión con los modelos marxistas de las relaciones sociales”. Avanzado el capítulo, hay una alusión somera a Lacan, “todo el mundo fracasa en ser un hombre o una mujer. Y todo el mundo es perverso polimorfo […] las condiciones materiales determinan las consecuencias que significa fracasar en el cumplimiento de las expectativas de género”. Así se marca que el primer fracaso es la identificación que cae, es el agujero que abre las preguntas por sexuación. 

En el momento de las conclusiones, Lewis vuelve a referenciar someramente a Lacan junto a Freud respecto a la lógica fálica que anuda la posición en la sexuación. El cierre es un llamado a la acción y al activismo con sus diez axiomas para un futuro queer marxista, que describe muy ampliamente el panorama de conversación actual sobre el género y sus discursos, cuya interlocución se remarca en una perspectiva singular del sujeto en la sexualidad. 

El noveno axioma es la política queer debe oponerse al “imperialismo con cara queer”, acentuando que “la protección de las personas queer -como la protección de las mujeres- puede convertirse en una tapadera progresista moderna para la dominación de Oriente medio, estableciendo una narrativa de “bárbaros” con Occidente”. Cada uno de estos axiomas abre un campo de investigación fértil de las características de la vida contemporánea. 

Es así, como el vector -o los vectores- de los modos de segregación son enfatizados y descritos excelentemente por Lewis interrogando las maneras que en la época neoliberal se juegan los distintos discursos en la tensión permanente de los malestares de Occidente.


Notas
[1] Holly Lewis (2020). La politica de todes: feminismo, teoría queer y marxismo en la intersección, pág. 324. Ed. Bellaterra.