Salvador Foraster

 

Salvador Foraster, librero y editor. Fundador de la Librería Xoroi (Barcelona). Editor en Xoroi edicions. Comisario del Any Freud BCN 2006. Coordinador de Espai Freud. Impulsor del proyecto colectivo La casa de la paraula. Y otros merodeos por la literatura, el cine, la poesía, el arte…

 

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– Punto de Fuga: Quizá algunos lectores desconozcan la historia detrás de Xoroi y su importancia para el desarrollo del psicoanálisis en España ¿Podrías contarnos cómo surgió la idea de crear la primera librería especializada en psicoanàlisis en la España de comienzos de los 80?

– Salvador Foraster: La idea de especializar la librería fue por un criterio de viabilidad. Nuestro proyecto inicial, por aquello de que la ignorancia es muy atrevida, era el de una librería general con secciones de literatura, poesia, ensayo, etc. Cuando nos entrevistamos con diversos libreros para hablarles de nuestro proyecto, topamos con la realidad del sector:

Primero, unanimidad en desaconsejarnos que siguiéramos adelante. Segundo, en el caso de que no hiciéramos caso de la advertencia, especializar la librería. Nuestro deseo era decidido, así que como tanto mi compañera como yo teníamos mucho interés por el psicoanálisis, optamos por esta especialización. Criterios de viabilidad, sí; pero un alto grado de implicación personal en el proyecto.

 

– Punto de Fuga: ¿Realmente se vendían de un modo suficiente tantos libros de Psicoanálisis?

– Salvador Foraster: En Barcelona funcionaban diversos grupos de psicoanálisis. Los históricos de la SEP-IPA, lo que quedaba de la Biblioteca Freudiana de Masotta, que tras la llegada de Germán García se convirtió en Asociación Escuela de Psicoanálisis, el Grupo Freudiano-lacaniano de Barcelona, con Sara Glasman y Mónica Torres, Práctica freudiana, con Luis Mª Esmerado, también empezaba Apertura… Más diversos grupos privados de lectura de Freud y de Lacan. Insuficiente para mantener una pequeña librería especializada, en una época en la que no existía Internet y, por lo tanto, la difusión era muy laboriosa.

La información circulaba por correo postal. Más algún artículo periodístico que daba cuenta de la creación de la librería. En aquella época organizamos «Meses monográficos» que consistían en una amplia exposición bibliográfica sobre un tema y la convocatoria de alguna conferencia. Fue a partir de aquí que empezamos a tener más movimiento en la librería. Dando forma a lo que era nuestra idea desde un inicio, que la librería fuera un espacio vivo y no sólo una tienda de comercio de libros (que también).

 

– Punto de Fuga: ¿Cómo era el lector promedio de aquel entonces? 

– Salvador Foraster: Era un lector ávido de novedades. Muchos de ellos, la mayoría, estaba en formación y todos tenían un gran interés en descubrir libros imprescindibles. También deseaban intercambiar opiniones con el librero. O que fuera el mismo librero que les «mostrara» las novedades…

 

– ¿Recuerdas algún hit de la época? ¿Algún best-seller?

– Salvador Foraster: Pequeños best-sellers caseros: Escritos 1 y 2 de Lacan (number one); la primera traducción, de Paco Monge, del Seminario de Los cuatro conceptos, de Lacan, en una preciosa edición de Masotta para Barral editores, con Los Embajadores ocupando toda la portada a color. Safouan también era un autor bastante solicitado (Estructuralismo en psicoanálisis, Sexualidad femenina…) ¡Ay, la memoria!

 

– Punto de Fuga: He visto esa edición del Seminario XI y realmente es preciosa… En vista de esos consejos y advertencias que otros libreros os dieron, tanto como del éxito que habéis logrado ¿Cómo dirías que fue la acogida por su parte?

– Salvador Foraster: Estamos hablando del año 80 del siglo pasado. La acogida fue más bien fría por parte de los colegas libreros. Actualmente las nuevas librerías se suelen acoger con júbilo por parte del sector. Bueno, quizá, más que con júbilo, con admiración. No fue el caso. Es más, tuvimos serias dificultades con algún proveedor, que consideraba que no teníamos el más mínimo futuro.

A primeros de los 80, éramos más de 3 los libreros que no nos sentíamos representados por el Gremio. En aquella época, intentamos crear una red de librerías independientes con librerías que en su mayor parte ya no existen, recuerdo algunas de ellas: Arrels, Almirall, Leviatán, Épsilon, Tartessos, etc. Después de diversas reuniones, al final, el proyecto no llegó a cristalizar. Pero fue un primer intento de reconocer que había una serie de intereses y problemáticas comunes en las pequeñas librerías independientes… No se llegó a formalizar la red, pero a partir de aquella experiencia ya estaba creada.

 

– Punto de Fuga: Has hablado de autores solicitados como Mustafa Safouan, sin embargo, hoy en día quizá las nuevas generaciones desconocen algunos de quienes fueron alumnos destacados de Lacan ¿Podrías decirnos qué otros autores solicitados recuerdas?

– Salvador Foraster: Octave y Maud Mannoni, Serge Leclaire, Françoise Dolto, Jean Clavreul, Piera Aulagnier, François Pérrier…; por supuesto, también los nuevos: Michel Silvestre, Miller, Cottet (en aquella época traducidos en la editorial Manantial, de Diana Rabinovich). Y, claro, Oscar Masotta. Imprescindible.

Recuerdo especialmente un libro editado en Paidós, en el año 1988: El ombligo del sueño, de Laurence Bataille. Una compilación de artículos con un estilo que no he vuelto a encontrar en ningún otro libro de psicoanálisis. Entre lo ensayístico y lo literario. Exponiéndose, la autora, a través de múltiples interrogantes, que interpelan al lector. Un libro magistral. Creo que dice algo de nuestra época el hecho de que, actualmente, una obra de estas características se haya «olvidado».

 

– Punto de Fuga: Muchas gracias Salvador por compartir con nuestros lectores parte de la historia del psicoanálisis en este país.