Un humanismo ético ¿dónde, cuándo, cómo?

Por Carmen González Táboas

El psicoanálisis no es una ciencia ni es un humanismo. Lacan habló de la inhumanidad del analista. El amor al prójimo es inviable. ¿Qué pensar?

En 1964 Lacan hacía una declaración tajante: “la muerte se oculta detrás de la noción misma del humanismo, en lo más vivaz de cualquier consideración humanista”; hasta cuando se habla de ciencias humanas “hay algo como un esqueleto detrás de la puerta” [1]. En “La tercera” dice del amor al prójimo, es un espejismo que ignora que “para cada uno hay algo que se ama más aún que la propia imagen” [2], ese algo es su goce, lalenguadonde el goce sedimenta “no sin mortificarse”, en la medida que la gramática se le impone como su filtro. Elucubración de saber, el lenguaje dice el ser, y el pienso soy lo aleja del goce del cuerpo. Otro gozar se separa del cuerpo, el goce del blablablá.

En 1974, en su seminario, Lacan hacía el goce fálico equivalente al goce semiótico [3].

Por ejemplo, ‘un cuerpo parece hecho para gozar de levantar un brazo y otro, y saltar y correr y hacer todo lo que quiera’, tomado en esa incesante lanzadera que teje la trama viva de las civilizaciones en todo tiempo” [4]. Así como el órgano pasa por la erección y la detumescencia, el goce fálico está atado al ritmo indeseado de éxitos y fracasos, a la realización y al hundimiento de sus afanes, al ascenso y caída de los ídolos, entonces, nunca ajeno a las condiciones socio económico políticas en las que se vive. En relación con el goce fálico, “lalengua es como las ramas en el árbol” donde cualquier elemento es una brizna de goce que lleva sus raíces muy lejos en el cuerpo [5].

Volvamos a “La tercera”. Lacan juega con las homofonías que le permite la lengua francesa. Cuando Lacan dice, en 1971, “El francés es la lengua en la que me expreso, no veo por qué no aprovecharla. Si yo hablara otra, encontraría otra cosa” [6], ¿no es una invitación a encontrar otra cosa en las lenguas que hablamos? “En el materialismo de la palabra reside el asidero del inconsciente” [7]. Pienso en las lalenguas que resuenan hoy en esta América, en la lengua castellana refractada y modificada, mestizada y sedimentada a través de unos siglos en los que se agregaron, con la entrada tardía de la modernidad y las sucesivas inmigraciones, elementos bien y mal asimilados por las culturas. En las inmensidades de esta América todo es desigual, también el modo como

cada región mezcló a la lengua castellana sus lenguas, mitos, creencias; su poesía y su música. Se reinventaron los instrumentos hispanos y sus canciones, se imitaron su lírica y la poesía popular, sus tonos e inflexiones.

Freud y la Academia castellana

Entonces no puedo dejar de preguntar por el dónde, cuándo y cómo de la idea de humanismo a partir de la cual Lacan habla, y por el dónde, cuándo y cómo de otro humanismo diferente. Popular, informal, ético en la medida que la apertura al Otro de la creencia puede hacer lugar a la manifestación del sujeto del inconsciente. ¿Qué llevó al joven Freud a aprender español y a crear la Academia Castellana con su amigo Silberstein? Su humanidad abierta, el espíritu [8] que lo animaba, lalengua que lo hablaba y lo conduciría al descubrimiento del inconsciente. Deseaba leer el Quijote. Donde los autores cultos denostaban los libros de caballería que fascinaban a una generación, la ironía cervantina pudo más; el ingenioso hidalgo mostraba el desvarío de

improductiva. El antihéroe cervantino ponía al rojo vivo los espejismos del ser y del amor en la locura, la ilusión, la fantasía, el hechizo, la burla, el sueño. En los juegos de

lenguaje las lalenguascreaban engaños, absurdos, bromas, visiones, alusiones y equívocos de toda clase. He ahí la otra mirada posible sobre el humanismo. Es el humanismo cervantino que sin saber sabe que el hombre desborda al hombre de las tecnociencias, al hombre máquina como hoy lo sueña un

(manifiesto en toda una literatura) no excluye al ser hablante cuyo cuerpo, afectado por las lalenguas, equivoca su lalenguasingularmente. En 1975 Lacan también dijo lom [9], para nombrar en el hombre el cuerpo gozante del ser que habla y no sabe que fue hablado.

De la ética del bien al utilitarismo

Hubo éticas. En griego la palabra ética oscila entre costumbre y carácter, siempre en relación a alcanzar el Bien, es decir, la felicidad. Pero con Freud, lo “bestial” rechazado por la ética aristotélica y por la moral teórica, entró en un nuevo discurso donde las viejas palabras muestran su revés. ¿Qué tuvo que pasar para que el psicoanálisis viniera de un judío burgués pobre, desde la Viena periférica, en las orillas del siglo XX? ¿Qué había pasado entre Aristóteles y la inflexión freudiana? [10] El pasaje de la idea aristotélica de la connaturalidad del placer, al benthamiano uso ficticiousdel lenguaje. El hombre busca la felicidad, pero para Freud, nada se la promete. La patética cruza de la Revolución del Terror y la Revolución industrial, según Hegel (1770-1831) había reducido al amo a “gran chorlito”. La emancipación de la razón individual producía la declinación radical de la función del amo; en el hombre, otra relación al placer y al dolor. A lo que respondió el Manifiesto comunista (Marx y Engels, 1848). ¿Pero y en la América afro indo luso hispana? [11]. A la colonización siguió la explotación de las Compañías de Indias extranjeras. Las independencias se sucedieron entre 1808 y 1826; en Argentina hubo esclavos hasta 1853, en Brasil hasta 1888. Como dice Germán García, el psicoanálisis es un discurso poderoso; “uno no puede pasar por allí y seguir pensando igual”.

Seguridad, territorio, población

En su curso, Seguridad, Territorio, Población, M. Foucault menciona a la España católica “como un fenómeno pasmoso”. La nueva idea de Europa, recorte geográfico sin universalidad, tenía a la razón política como fuerza de los Estados; España se mantendría aparte, fuese con los Habsburgo o con la dictadura franquista. En esta América, la “herida colonial” resulta del desprecio hacia las culturas originarias que desconocían el narcisismo del yo y la ética del Bien capitalista. Utilizados, los indígenas vieron caer sobre sí la fatalidad cósmica. Lucharon fieramente. Dios y el Rey pudieron más. Sin embargo, se mezclaron lenguas, creencias, formas, saberes, medicinas ancestrales ajenos al espíritu del capitalismo, al ideario de la Ilustración, al estallido volcánico del cráter franco inglés, como le llamó Eric Hobsbawm.

La pirámide culta criolla y mestiza del poder colonial, que incluía a frailes y sacerdotes, viajaba a Europa fascinada por los brillos de una cultura de dieciséis siglos de la que jamás estaría a la altura; no importaban sus horrores. En estas condiciones se recibió al psicoanálisis de la Internacional freudiana. Más tarde, en el clima intelectual de los marxismos revolucionarios, las enseñanzas de Lacan (llegadas de manera fragmentaria y urgente por el deseo de un argentino) [12] se propagaron por todas partes. Argentina fue llamada “el país del psicoanálisis”; Lacan es leído en la Universidad y citado hasta en los ámbitos públicos de la Salud Mental.

Las lalenguas indohispanas

Lacan no solo citó a San Juan de la Cruz y a Baltasar Gracián, sin embargo no frecuentó la literatura hispana, aunque al decir que cada lengua tiene su genio [13] le otorgaba al castellano el suyo. En el siglo VIII, en la península ibérica el latín devenía en lenguas romances, y con el hebreo y el árabe se formaba una lenta amalgama que, en la paz y en la guerra, tramaba el sentido en el que se vivía. Mezquita el viernes, sinagoga el sábado, iglesia el domingo; el ser y el amor también se decían en la poesía árabe y judía cultas, y se volvían cancionero popular en el dialecto mozárabe. Las lalenguas mal sofocadas bajo los Habsburgo resonaron en los artilugios barrocos de la Contrarreforma [14]; l

ferocidad de los cristianos viejos se asoció a la de la Inquisición. Pero las irrepresibles lalenguas habían llegado antes a América. La expedición de Ovando ancló en Santo Domingo el 15 de abril de 1502; traía en 36 naos a 2.500 hombres con sus familias si las tenían: las tripulaciones, los nobles para la corte del Gobernador; letrados, hidalgos, médicos y frailes, labradores, herreros, carpinteros y alarifes, además de animales y semillas.

se mezclaron con las lenguas indígenas [15]. El humanismo hispano (la espada y el libro) se cruzaba con el que, en las tribus y en los Imperios, brotaba de los simbolismos, códigos éticos colectivos y cosmovisiones [16].

En el desierto argentino nació un país muy aparte, tan austral, tan variado y tan extremo, tan sin Imperios ni oro ni plata, tan habitado de tribus salvajes. Careció de la vida virreinal que, nadie mejor para decirlo que Octavio Paz, “dictaba la cortesía, las maneras de amar y comer, de velar a los muertos y cortejar a las vivas, de celebrar los natalicios y llorar las ausencias”. Caracas y Buenos Aires constituyeron sus Virreinatos muy tardíamente. Buenos Aires, la del puerto libre, hizo sentir su brillo y su poder, en tensión constante con “el interior”. Inventó contra el Borbon español la “latinidad” de América, y creyó escapar a las lalenguas que insisten a la manera indohispana anudando el ser y el amor en el humanismo popular porteño presente en la vida cotidiana.

Lacan habló de “la inhumanidad del analista” para señalar su posición en el dispositivo analítico. Los engaños del ser y del amor pueden tramar en cualquier parte del planeta la muda insistencia repetitiva del síntoma, su padecimiento. En esta América el humanismo nace de la creencia en el ser y el amor, de ahí las desgracias del ser y del amor en la cultura. De cómo las lalenguasequivocan en lalenguade uno solo dependen las variantes clínicas. Las trazas de las lalenguas en la envoltura formal del síntoma y en el teatro del fantasma velan lalenguade la que se espera un decir. El analista humanoresponde a la demanda de amor donde a cada paso se le dirigen historias de miseria y de desamparo. O historias de familia cuyos dramas se tocan con la tragedia. La interpretación puede ser el motor de una práctica suspendida a la historización [17].

¿A qué llamar un humanismo ético? A aquel capaz de conducir, por el síntoma, a una experiencia de la palabra. “No quiero vivir una vida de fantasía” me dijo un joven artista. Veamos la cuestión, ¿un humanismo ético no es tan engañoso como cualquier humanismo? ¿No sueña con un amor de espejismo? ¿No goza de las palabras? ¿No sufre con las desgracias del ser y del amor? ¿No sostiene una ética del bien? Seguramente sí. Un análisis ¿conmoverá eso? Ojalá. ¿No es un humanismo ético condición necesaria, no suficiente, de encaminarse a la experiencia analítica, o de que alguno se decida a su práctica en el recorrido de un análisis?

Notas

  1. Lacan, J. (1986). Seminario11,Loscuatroconceptosfundamentalesdelpsicoanálisis,

p. 230-231. Buenos Aires: Paidós.

  1. Lacan, J. (1974). “La tercera”, p. 21. En RevistaLacanianaN° 18, Buenos Aires: Escuela de la Orientación Lacaniana.
  2. Lacan, J. SeminarioXXI,Losnoincautosyerran, (inédito), 11/6/1974.
  3. González Táboas, C. (2015). Unamormenostonto.UnalecturadelSeminarioXXIdeLacan, Buenos Aires: Grama.
  4. Lacan, J., Seminario XXI, Los no incautos yerran, op.cit.
  5. Lacan, J. (2012). Seminario 19,o peor,p. 111. Buenos Aires: Paidós.
  6. Lacan, J. (1988). “Conferencia en Ginebra sobre el síntoma”, p. 126. En

Intervencionesytextos2, Buenos Aires: Manantial.

  1. El espíritu no es el alma aristotélica, son las resonancias de lalangue. En castellano decimos falta de espíritu, espíritu pobre, espíritu joven, riqueza de espíritu, etc.
  2. El neologismo se esboza en la conferencia “Joyce el síntoma”, Seminario 23, Elsinthome, Buenos Aires, Paidós, 2008, y surge en una segunda versión de la misma en Otros escritos, Buenos Aires, Paidós, 2012. Lacan hace resonar l’homme en la brevedad de lom,palabra que pasa a usar como un sustantivo.
  3. Es la pregunta de Lacan en el Seminario7,Laéticadelpsicoanálisis(1959-1960).
  4. González Táboas, C. (2017) “El continente mestizo (ni hispano ni marxista)”, p. 333. En La cita fallida 2,Mutaciones americanas. Una mirada, con Lacan. Buenos Aires: Grama.
  5. Sobre lo cual ver La cita fallida 3. En Argentina. De la mirada al inventario (2019) Buenos Aires: Grama.
  6. Lacan, J. (1988) “Conferencia en Ginebra sobre el síntoma”, p. 126. En

Intervencionesytextos2,op.cit.

  1. González Táboas, C. (2014). “Aproximación al barroco indohispano. Con el Capítulo IX, ‘Del barroco’, del Seminario Aún”. Revista Dispar N° 10. Buenos Aires: Grama.
  2. Kany, Ch. E. (1969). SemánticaHispanoamericana,p. 4. Madrid: Aguilar.
  3. Ver mi: “Colonización-Descolonización: Intemperie”, p. 241 en Lacitafallida3.EnArgentina.Dela mirada al inventario, op. cit.
  4. “La interpretación está hecha para hacer olas”. Jacques Lacan, citado por J.-A. Miller en Miller, J.-A. (2013). Piezas sueltas, p. 21. Buenos Aires: Paidós.

Bibliografía

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